sábado, 29 de julio de 2023

 Extraordinario concierto de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación


CON EL SABOR DE LA NONNA PATRIA


Martha CORA ELISEHT


Se considera a España como la Madre Patria de la República Argentina por lazos

históricos, culturales, lingüísticos y religiosos. Sin embargo, para un considerable

porcentaje de la población del país, Italia también entra dentro de dicha categoría. Más

de la mitad de los argentinos posee raíces italianas -tanto propias como producto de los

vínculos conyugales y/o familiares- y, por lo tanto, se puede considerar a Italia como la

Nonna Patria de la Argentina. Precisamente, fue el país elegido para participar del

concierto temático organizado por la Orquesta de Cámara del congreso de la Nación

dentro de su Ciclo 2023, denominado “AIRES ITALIANOS” que tuvo lugar en el Salón

de los Pasos Perdidos del Congreso Nacional el pasado viernes 28 del corriente bajo la

batuta de su director titular -Sebastiano De Filippi- con la participación de la

mezzosoprano Guadalupe Barrientos como solista.

El programa estuvo comprendido por las siguientes obras:

- “De mi Patria” (serie argentina)- Luis SANMARTINO (1888-1973) (edición

de Lucio Bruno VIDELA)

- Allegro para cuerdas en Do mayor- Gaetano DONIZETTI (1797-1848)

- “El Ocaso”, poema lírico, P.101- Ottorino RESPIGHI (1879-1936)

- Sinfonía para cuerdas en Mi menor (transcripción orquestal del Cuarteto para

cuerdas por Arturo TOSCANINI)- Giuseppe VERDI (1813-1901)

En todos los conciertos de la mencionada agrupación de cámara se incluye una obra

argentina. En este caso, se interpretó la serie De mi Patria de Luis Sanmartino con

motivo de cumplirse el 50° aniversario de su fallecimiento. Fue compuesta en 1946 y

consta de tres números: Triste/ Milonga/ Gato, que fueron muy bien interpretados por la

orquesta. Lo mismo sucedió con el mencionado Allegro en Do mayor de Donizetti,

donde De Filippi demostró su profundo conocimiento de una de las escasamente

interpretadas obras de cámara del gran músico bergamasco. Es un allegro enérgico e

con brio con reminiscencias mozartianas, que posee pasajes sumamente complejos y

difíciles de interpretar. La orquesta salió airosa del compromiso y fue ovacionada al

final de esta exquisita versión.

Así como Gaetano Donizetti es un compositor principalmente operístico, Ottorino

Respighi lo es en el ámbito sinfónico. Sin embargo, ambos han compuesto numerosas

obras de cámara de gran belleza, la mayoría de las cuales son escasamente difundidas o

se representan en muy pocas ocasiones. No es el caso del poema lírico Il Tramonto (El

Ocaso), compuesto por Respighi en 1914 sobre el poema homónimo de Percy Bysshe

Shelley (1792-1822) escrito en 1816. Originalmente fue escrita para mezzosoprano y

cuarteto de cuerdas y, posteriormente, para orquesta de cuerdas. Es una obra muy

hermosa, con numerosos pasajes escritos de manera ondulante y múltiples matices

sonoros para el lucimiento de la orquesta de cuerdas y la mezzosoprano. En el caso


particular de Guadalupe Barrientos, el repertorio de cámara le sienta de maravilla. Su

caudalosa voz – muy rica en matices dramáticos y románticos- permitió no sólo su

lucimiento personal, sino, además, un magnífico acompañamiento del conjunto. Unido

esto a la magistral dirección de Sebastiano De Filippi, el resultado fue una combinación

perfecta, que se vio coronada por numerosos aplausos y vítores tras su interpretación.

La única obra de cámara de Giuseppe Verdi que se ha conservado es su Cuarteto

para cuerdas en Mi menor, compuesto durante una producción de su ópera AÍDA en

Nápoles en 1875. Escrito originalmente para dos violines, viola y violoncello, consta de

4 movimientos: Allegro/ andantino/ Prestissimo/ Scherzo- Fuga. Allegro assai mosso y

la versión interpretada en este concierto corresponde a la transcripción para orquesta

realizada por Arturo Toscanini. La presente versión fue magnífica, con gran maestría,

fuste y enjundia en su interpretación; sobre todo, del Prestissimo, que posee

reminiscencias de la música eslava -muy similar al Furiant de algunas obras de Dvořak-

que se alternan con un segundo tema más lírico, ricamente elaborado para desembocar

en la monumental Fuga del último movimiento. Ante una sala colmada de público, el

final fue un aluvión de aplausos y vítores.

Lo único que opacó este concierto fue la ausencia de programas de mano, ya que los

mismos no alcanzaron para satisfacer las demandas del numeroso público que se dio

cita en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso Nacional esa tarde. Sin embargo, se

compensó no sólo con la magnífica actuación de los músicos, director y solista invitada,

sino también con la proyección en simultáneo, que permitía seguir el programa

mediante el canal de Senado TV. La iniciativa de organizar conciertos temáticos es

excelente, ya que atrae al público y permite su renovación. Y tanto mejor cuando se

interpretan obras bellísimas como las comprendidas en este concierto, que se ejecutan

en raras ocasiones para que el público tenga oportunidad de conocerlas y disfrutarlas.

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