lunes, 31 de julio de 2023

 

Espectacular cierre del Festival Argerich junto a los cuerpos estables del Colón


ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA


Martha CORA ELISEHT


El título de esta nota representa la impresión de la mayoría de los melómanos

que han seguido la presente edición del Festival Argerich, que contó con

prestigiosísimos intérpretes de diferentes instrumentos y directores de orquesta

invitados de primer nivel. Tras el celestial concierto de Vassily Petrenko al frente de la

Filarmónica junto a Nelson Goerner, el pasado domingo 30 del corriente se produjo el

concierto de clausura del Festival bajo la batuta de Charles Dutoit al frente de la

Orquesta Estable del Teatro Colón, con la presencia de los siguientes intérpretes:

Martha Argerich, Alan Kwiek, Iván Rutkauskas y Marcelo Ayub (pianos); el Grupo

Vocal de Difusión, dirigido por Mariano Moruja; el Coro Estable del Teatro Colón, bajo

la dirección de Miguel Martínez y los siguientes cantantes: Jaquelina Livieri (soprano),

Guadalupe Barrientos (mezzosoprano), Santiago Martínez (tenor), Hernán Iturralde

(bajo), Laura Pisani y Florencia Burgardt (sopranos), María Luisa Merino Ronda

(mezzosoprano), Darío Schmunck e Iván Maier (tenores) y Fernando Radó (bajo) para

interpretar el siguiente programa:

- “Las Bodas”- Igor STRAVINSKY (1862-1971)

- Sinfonía n°4 en Re menor, op.120- Robert SCHUMANN (1810-1856)

- Fantasía Coral en Do menor, Op.80- Ludwig van BEETHOVEN (1770-1827)

El concierto se dividió en tres partes: la primera, para interpretar la mencionada

cantata de Stravinsky, compuesta originalmente como un ballet en 1913 y concluida en

1917. Originalmente, lo concibió para orquesta ampliada -similar a la utilizada en LA

CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA- pero posteriormente, cambió drásticamente la

orquestación y decidió utilizar dos grupos de instrumentos de percusión, cuatro pianos,

coro mixto y un cuarteto de cantantes: soprano, mezzosoprano, tenor y bajo. Esto

manifiesta la tendencia del compositor de simplificar la orquestación usando grupos de

sonido desnudo, claro y mecánico. El libreto fue escrito por el mismo Stravinsky,

basado en letras de canciones de bodas rusas recopiladas por P.V. Kireevski en 1911 y

puede cantarse en ruso o en francés. En este caso, se cantó en francés y puede apreciarse

que las cadencias de los pianos -apoyadas en la percusión- poseen una melodía muy

similar a la de LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA, mientras que la melodía

cantada por el coro posee pasajes que recuerdan a CARMINA BURANA de Carl Orff. La

labor de los cuatro pianistas fue soberbia: mientras el dúo Ayub/ Rutkauskas tocaba los

trinos y arpegios, el dúo opuesto (Argerich/ Kwiek) marcaba la melodía, y viceversa.

La labor del Grupo Vocal de Difusión -muy bien preparado por Mariano Moruja- fue

estupenda, al igual que la del cuarteto vocal integrado por Jaquelina Livieri, Guadalupe

Barrientos, Santiago Martínez y Hernán Iturralde. Ninguno sobresalió por sobre el otro

en las partes al unísono y cada uno descolló en sus pasajes como solista. Los

percusionistas de la Orquesta Estable también tuvieron una destacadísima actuación

bajo la batuta magistral de Charles Dutoit en una versión brillante.


Tras el aluvión de aplausos, la mudanza de instrumentos y atriles y la

correspondiente preparación del escenario, los integrantes de la Orquesta Estable

tomaron posición sobre el escenario para brindar una fabulosa versión de la célebre

Sinfonía n°4 en Re menor de Schumann, cuyos 4 movimientos (Ziemlich langsam-

Lebhaft/ Romanze: Ziemlich langsam/ Scherzo & Trio: Lebhaft/ Langsam- Lebhaft-

Schneller- Presto) se ejecutan de manera attaca (sin interrupción). Tras la introducción

inicial a cargo de clarinetes y fagots (Bastante lento- Ziemlich langsam) en Re menor,

pasa luego a un tema brillante en Re mayor (Lebhaft- vivo). Este juego y alternancia de

tonalidades (primero, en menor y luego, en mayor) se va a dar también en el 2°

movimiento (Ziemlich langsam- Bastante lento), donde se inicia en La menor y pasa

posteriormente, a La mayor, mientras que el Scherzo y trío característico del 3°

movimiento se mantiene en Re menor para culminar con un final brillante y rápido

(Schnell- Presto) en Re mayor, que fueron interpretados con una entrega, maestría y

precisión totales, donde se destacaron todos y cada uno de los músicos. En la presente

versión, los solistas de los principales grupos de instrumentos tuvieron una

destacadísima actuación; sobre todo, en el cantábile del 3° movimiento, donde la

impecable marcación de Dutoit logró su efecto. La orquesta sonó como los dioses y

“cantó” en los pasajes de mayor lirismo, mientras que lo hizo de manera muy solemne

en los tutti y en las cadencias alla marcia. Como no podía ser de otra manera, el rugido

del Colón y otro aluvión de aplausos se sintieron luego de tan excelsa interpretación.

Por último, se interpretó la Fantasía Coral en Do menor de Beethoven, que fuera

compuesta y estrenada en Viena en 1808. No se conoce con certeza quién escribió el

texto y se cree que el poeta Christoph Kuffner lo arregló para la composición. Es muy

similar en cuanto a su estructura al último movimiento de la Sinfonía n°9 “Coral”, con

la única diferencia es que comienza con una introducción lenta y virtuosa a cargo del

piano (Adagio) hasta la introducción del tema principal (Allegro) a cargo de los

violoncellos y contrabajos. Luego de la introducción del tema coral a cargo del piano,

las flautas, oboes, clarinetes y las cuerdas realizan variaciones sobre el tema. Luego del

acompañamiento orquestal en forma conjunta con el piano en varias secciones (Meno

allegro/ Adagio ma non troppo/ Marcia, assai vivace), se repite el tema instrumental del

primer Allegro como introducción a la entrada del coro, cuando las sopranos cantan el

tema principal en trío con la mezzosoprano, que es tomado posteriormente por los

tenores y el bajo, y luego, por el coro en tutti (Allegretto ma non troppo). La obra

finaliza con una coda en Presto junto a la orquesta, coro y piano. Hacía mucho tiempo

que no se representaba en el Colón y el binomio Argerich/ Dutoit hizo gala de su

maestría, precisión y calidad interpretativa. Por su parte, el Coro Estable estuvo muy

bien preparado y sonó como un instrumento más junto con el sexteto de cantantes,

donde se destacaron la soprano Laura Pisani y la mezzosoprano María Luisa Merino

Ronda. Un final digno de la mejor tradición sinfónica- coral del Colón y otra ovación

para los intérpretes. Desde ya, no faltaron los ramos de flores arrojados por el público

desde las gradas más altas, lo que motivó a que Martha Argerich ofreciera un bis:

Escenas Infantiles de Schumann, que sonó muy íntimo y personal.

El repertorio elegido para el concierto de clausura no pudo haber sido mejor. Dio

posibilidad a músicos y cantantes de lucirse sobre el escenario del Colón con obras no

tan difundidas o que se representan muy poco. Y que sonaron absolutamente terrenales

gracias a la alquimia y la magia característica de estos intérpretes.

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