domingo, 30 de julio de 2023

 



     Fotografía, Servicio de Prensa del Teatro Colón, realizada por el Mtro. Arnaldo Colombaroli 



EL MEJOR CONCIERTO DE UNA ORQUESTA ARGENTINA EN UNA DECADA

 

Teatro Colón, temporada 2023: Noveno concierto del ciclo de abono y séptimo concierto del Festival Argerich 2023 a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Vasily Petrenko. Solista: Nelson Goerner (Piano). Programa: obras de Rachmaninoff y Strauss. Teatro Colón, 29 de Julio de 2023.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE (+).

 

   Con la presencia en el podio del Maestro Vasily Petrenko (actual titular de la Royal Philarmonic Orchestra de Gran Bretaña) sumada a la convocatoria a Charles Dutoit para la concertación de la Sinfonía Nº 2 en Do menor “Resurrección” de Mahler y próximamente “Juana de Arco en la Hoguera” de Honegger, el Teatro Colón ha retomado para la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires un sendero que fue lamentablemente dejado de lado desde hace mucho tiempo por las razones que fuesen (además de las económicas o de pandemia). Ello devino en una declinación del nivel al que tradicionalmente nos tenía acostumbrados el conjunto de conciertos del Colón, a presencias injustificables de directores extranjeros  de cuestionables antecedentes a la hora decidirse sus contrataciones, la también injustificada ausencia de Directores Argentinos en el ciclo principal, sobre todo en cuanto a los consagrados residentes en nuestro medio como a no menos de seis compatriotas residentes en el exterior, a los que mayoritariamente se les ofrece actuaciones con la orquesta fuera de sede o bajar al foso a dirigir ballet (nada cuestionable esto, pero sí el hecho de que estén ausentes del ciclo de abono). Colofón, es imprescindible señalar de mi parte que desde hace algo más de una década hasta el año pasado, la gestión del Maestro Enrique Arturo Diemecke como titular terminó echando por tierra  todo lo que había construido desde su primera titularidad en el año 2005 posición a la que llegó, recordémoslo, avalado por los propios músicos del conjunto. Sin ninguna duda una gestión excedida en tiempo, limitada en repertorio y frenada en crecimiento artístico.  No es menester del presente comentario el recordar los ríos de opiniones que he vertido a lo largo de tantos años, pero sí  traer a colación todo esto, para entender mejor  porque gracias a la presencia de estos extraordinarios maestros, a los que se puede sumar el nivel magnífico de Ntros. compatriotas, la Filarmónica de Buenos Aires puede convertirse nuevamente en una de las mejores de América.

 

  Recordando al inolvidable Federico Monjeau cuando en ocasión de los primeros Festivales Argerich allá por el 2003 señalaba respecto a la presencia del Mtro. Dutoit que era estupendo que el Colón tuviera para sí a un Maestro con pleno prestigio internacional. Creo que estas palabras son absolutamente aplicables al Mtro. Petrenko. Su labor al frente de la Filarmónica solo puede ser catalogada como de excelencia absoluta. Un trabajo de verdadera orfebrería que incluyó, limpieza y pureza de sonido, estilo, ajuste, empaste para extraerle lo mejor a la Orquesta. La presencia de la mayoría de los atriles titulares, sumado a que en la Sinfonía Alpina de Richard Strauss se completó el orgánico con muchos de los mejores maestros de la Orquesta Estable (acierto del Colón en emplear solo elementos de la casa), coadyuvaron  a que la amalgama sonora fuese perfecta.

 

  El programa ofrecido fue de absoluta exigencia “Rapsodia sobre un tema de Paganini”, Op. 43 para piano y orquesta de Serguei Rachmaninoff  con Nelson Goerner como solista y “Una Sinfonía Alpina”, Op. 64 de Richard Strauss. Tal vez el concierto más comprometido de todo el abono.

 

  Afortunadamente Nelson Goerner es un artista que en cada presentación demuestra no tener techo. Su versión de la rapsodia fue electrizante: nervio, energía, despliegue técnico, sutilezas y un pleno entendimiento con el Mtro. Petrenko y la Orquesta.  Y estos últimos aportaron todo para redondear la versión perfecta: equilibrio, cero estridencias, planos sonoros finamente perceptibles. Magnífico trabajo de conjunto y la primera ovación gigantesca de la noche a la que Goerner retribuyo con una muy sentida versión del Nocturno en Do sostenido menor nº 20, Op. Póstumo de Frederic Chopin. Sobran los elogios.

 

 En la parte final, la Filarmónica con la inmensa guía de Petrenko ofreció una versión de la “Alpina” digna de las mejores orquestas del mundo. Quienes la hayan presenciado en vivo como los que aún pueden apreciarla en la red social You tube o la hayan visto por los mismos medios en directo, pueden dar fe de esto. Sutilezas en los solistas, ataques precisos sin excesos, bronces espectaculares, vientos en estado de gracia, ajustada percusión, buenas intervenciones del órgano y cuerdas que “cantaron” toda la noche, hacen que la escucha de este inmenso trabajo Staussiano haya sido un deleite absoluto y que me haya llevado a recordar a la Filarmónica representante de Buenos Aires ante el mundo con las inolvidables tres giras europeas casualmente con cuatro batutas de fuste (Yuri Simonov, Christof Escher, Luís Enrique García Navarro y Gabor Ötvos). ¿Les suena?.

 

  El “rugido” del Colón no se hizo esperar, aun cuando el Mtro. Petrenko  pidió con claro gesto al público un poco más de silencio para dejar extinguir los últimos sonidos. Cuatro salidas al escenario para agradecer la demostración de sublime maestría que Vasily Petrenko desplegó en el concierto son la cabal prueba del veredicto unánime del público, que solo se apaciguó con el beso y el saludo finales a la sala  por parte del maestro. De no haberlo hecho, probablemente la ovación hubiese sido aún mayor.

 

No caben dudas acerca de que este es el rumbo correcto. Seguramente deben solucionarse otros temas (salariales y artísticos) que la conducción actual y la que surja en Diciembre próximo deberán resolver. Mientras tanto, los músicos en el escenario dan lo mejor de sí para que la Filarmónica sea esta, la que todos queremos.

 

Donato Decina

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