El Maestro Antonio Formaro hoy durante su recital en el Salón Dorado del Teatro Colón. Créditos: Martha Cora Eliseht
Extraordinario recital de piano de Antonio Formaro en el Salón Dorado
MAESTRÍA EN INTERPRETACIÓN EN CLÁSICO Y
ROMÁNTICO
Martha CORA ELISEHT
Antonio Formaro es uno de los mejores pianistas argentinos de la actualidad y lo
demuestra en cada una de sus presentaciones -tanto en conciertos como solista como en
recitales-. Este eximio intérprete tuvo a su cargo la apertura de los recitales de piano en
el Salón Dorado del Teatro Colón el pasado miércoles 17 del corriente, donde ofreció el
siguiente programa:
- Rondo n°2 en La menor, K.511- Wolfgang A. MOZART (1756- 1791)
- Fantasía en Fa sostenido menor, Op.28 (“Sonata Escocesa”) – Félix
MENDELSSOHN BARTHOLDY (1809-1847)
- Estados de ánimo, Suite Op.73- Edvard H. GRIEG 81843-1907)
- Scherzo n°2 en Si bemol menor, Op.31- Frederic CHOPIN (1810-1849)
Con un repertorio comprendido entre la etapa clásica y el romanticismo, Antonio
Formaro inició el recital con el mencionado Rondó K.511 de Mozart, compuesto en
1787 y que consta de un único movimiento (Andante) cuyo tema principal en La menor
consta de 8 notas, mientras que el primer episodio -escrito en Fa mayor- usa
semicorcheas. Cierra con un segundo episodio en la tonalidad inicial de La mayor,
caracterizado por presentar tresillos de semicorcheas. La interpretación fue sumamente
precisa, transparente y cristalina y sonó auténticamente mozartiana. Lo mismo sucedió
con la Fantasía en Fa sostenido menor op.28 “Sonata Escocesa” de Mendelssohn,
compuesta en 1833, logrando un sonido envolvente desde el glissando inicial del 1°
movimiento (Con moto agitato. Andante) y perfecta resolución de los crescendi en el 1°
y 2° movimiento (Allegro con moto). Su prodigiosa digitación fue clave para encarar el
dificilísimo Presto final, que consta en un torbellino de escalas ascendentes y
descendentes en 9/8 y 12/8, logrando una versión excepcional. Formaro es un
especialista en Mendelssohn y lo demostró con creces ante un Salón Dorado
prácticamente colmado de gente.
La suite para piano Estados de ánimo (Sstemninger), Op.73 es, quizás, una de las
obras menos conocidas de Edvard Grieg y fue compuesta entre 1901 y 1905. Consta de
7 números (Resignación/ Scherzo-impromptu/ Cabalgata Nocturna/ Canto folk/ Estudio
(homenaje a Chopin/ Serenata de estudiantes/ Lualåt (Canción montañesa)), donde el
compositor toma melodías y danzas folklóricas noruegas (halling, springar) hilvanadas
en diferentes tonalidades, que representan los estados de ánimo expuestos
anteriormente. El primer número (Resignación) posee un tema oscuro y sombrío,
mientras que el Scherzo- impromptu es un springar de carácter vivaz y luminoso. El
tercero (Cabalgata nocturna) es un aire noruego típico en tempo de halling y el Canto
folk, un bellísimo nocturno en tono menor, que abre con un glissando que descolló por
la sutileza y precisión en su interpretación. Por su parte, el Estudio en homenaje a
Chopin posee numerosas semejanzas y reminiscencias del Estudio Revolucionario del
compositor polaco. En este número, Formaro brindó una versión majestuosa y
arrolladora merced a sus prodigiosas digitación y pulsación. La serenata de estudiantes
sonó fresca y limpia, para culminar con Lualåt (Canto montañés), una melodía en tono
menor que remeda el sonido del langeleik -instrumento musical noruego de sonido
similar a una cítara-. La versión ofrecida fue estupenda y el artista recibió numerosos
aplausos tras su interpretación para, posteriormente, culminar el recital con el
celebérrimo e imponente Scherzo n°2 en Si bemol menor, Op.31 de Chopin, compuesto
entre 1835 y 1837. Una versión de fuste, que sonó sumamente precisa y, a la vez,
arrolladora, lo que le valió numerosos aplausos y vítores al final del concierto.
Naturalmente, no podía faltar un bis y el pianista eligió una obra en la que es
experto: el Preludio y fuga n°1 de Mendelssohn, que sonó magistralmente, motivo por
el cual se retiró sumamente aplaudido. Un inmejorable inicio de un ciclo prometedor
dentro de la amplia gama de propuestas que el Salón Dorado tiene para ofrecer durante
el transcurso del corriente año y una maestría en interpretación de un repertorio que
osciló entre lo clásico y lo romántico.
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