domingo, 14 de abril de 2024

 


Los protagonistas de la velada inaugural del ciclo de abono de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires: La Directora de Orquesta griega Zoe Zeniodi y el pianista uruguayo Homero Francesch. Cred.: Servicio de Prensa del Teatro Colón, fotografía del Maestro Arnaldo Colombaroli.


Muy buen inicio de ciclo de la Filarmónica en el Colón de la mano de Zoe Zeniodi


ENTRE EL ROMANTICISMO Y EL DODECAFONISMO

Martha CORA ELISEHT


El 2024 es un año donde se cumplen numerosos homenajes a varios

compositores con motivo de cumplirse el sesquicentenario o bicentenario de su

nacimiento (Arnold Schönberg y Anton Bruckner, respectivamente) o el centenario de

su fallecimiento (Giacomo Puccini). Por ende, es un año prolífico en materia de

conciertos sinfónicos. Por dicho motivo, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires

(OFBA) decidió homenajear a Arnold Schönberg en el concierto inicial de su Ciclo de

Abono con motivo del 150° aniversario de su nacimiento, hecho que ocurrió el pasado

sábado 13 del corriente bajo la dirección de Zoe Zeniodi con la participación del

pianista uruguayo Homero Francesch como solista para brindar el siguiente repertorio:

- Pelleas und Melisande, Op.5- Arnold SCHÖNBERG (1874-1951)

- Concierto n°5 en Mi bemol mayor para piano y orquesta, Op.73 (“El

Emperador”)- Ludwig van BEETHOVEN (1770-1827)

Tras tomar ubicación sobre el escenario del Colón con un orgánico prácticamente

completo y la tradicional afinación de instrumentos por parte del concertino Xavier

Inchausti, Zoe Zeniodi hizo su aparición sobre el escenario del Colón provista de un

micrófono no sólo para agradecer el haber sido invitada para la inauguración del

presente Ciclo de la orquesta, sino también para referirse a la obra de Schönberg.

Basada sobre la tragedia homónima de Maurice Mæterlink, data de 1905 y se trata de un

extenso poema sinfónico para gran orquesta escrito en forma de sonata en un único

movimiento de aproximadamente 40 minutos de duración, que posee numerosas

secciones relacionadas entre sí, a modo de los 4 movimientos clásicos de una sinfonía.

Salvo que en vez de emplear leitmotives (asociados a personas o escenas individuales),

Schönberg utiliza grupos temáticos que conforman la construcción de un gigantesco

desarrollo sinfónico, que se inicia en el bosque -donde Goulaud encuentra a Mélisande

y, posteriormente, se casan-, continúa a través de los segmentos internos del Scherzo -

que retrata la fuente donde Mélisande pierde su anillo de bodas y se encuentra con

Pélleas (hermanastro de Goulaud), del cual, se enamora perdidamente-. El Adagio

retrata la escena de amor entre Pélleas y Mélisande, la despedida de los amantes y la

muerte de Pélleas de la mano de su hermanastro, mientras que el Finale anuncia la

recapitulación de la obra, que retrata la muerte de Mélisande. Los segmentos que lo

componen son los siguientes: Die Achtel ein wenig bewegt – zögernd (La octava se

movió un poco- vacilantemente) / Heftig (Violento) /Lebhalft (dinámico)/ Sehr rasch

(muy rápido) /Ein wenig bewegt (Un poco conmovido) / Langsam (Lento)/ Ein wenig

bewegter (Un poco más movido) / Sehr langsam (Muy lento) / Etwas bewegt (algo

movido) / In gehender Bewegung (En movimiento caminante) y Breit (Amplio). Es una

de las pocas obras tonales de Schönberg -escrita en Re mayor-, que permite que todos y

cada uno de los integrantes de la orquesta se luzcan. Precisamente, eso fue lo que

sucedió en la presente versión, donde hubo un notorio trabajo de afinación, ensayo y


ajustes en los diferentes grupos de instrumentos que integran la orquesta, que sonaron

de manera compacta y uniforme, con bellísimos matices y vuelo, así como en el

ensamblaje de sonido. Una muy buena interpretación de la orquesta, donde la labor de la

directora y los músicos se vio coronada por numerosos vítores y aplausos por parte del

público que se dio cita esa noche.

La obra elegida para la segunda parte del concierto fue el célebre Concierto n°5

para piano y orquesta en Mi bemol mayor “El Emperador”, Op.73 de Beethoven,

compuesto en 1811 y dedicado al archiduque Rodolfo de Austria. En aquel entonces y,

pese a su sordera, Beethoven había estrenado la totalidad de sus conciertos para piano

como virtuoso del instrumento. Sin embargo, no pudo hacerlo con este último, de modo

que la responsabilidad cayó sobre Friedrich Schneider el día de su estreno en la

Gewandhaus de Leipzig. No se sabe con certeza quién le puso el mote de

“Emperador”, ya que Beethoven no lo había consignado en la partitura. Algunos

atribuyen la frase “¡C’est l’ Émpereur!” (Es el Emperador) a un oficial francés que

asistió a su estreno en Viena (1812), mientras que otros, a Johann Baptist Cramer -editor

inglés del concierto-. Posee tres movimientos (Allegro (en Mi bemol mayor, 4/4) /

Adagio un poco mosso (en Si mayor, 4/4) / Rondó: Allegro m non troppo, (en Mi bemol

mayor, 6/8), escritos en forma sonata y de los cuales, el 2° y el 3° se ejecutan sin

interrupción. El tono mayor representa el carácter heroico y épico de la obra,

caracterizada al inicio por la larga introducción del piano y la cadencia característica del

genio de Bonn. Permite el total lucimiento del solista y, en este caso, Homero Francesch

desempeñó una muy buena labor junto a la Filarmónica durante los dos primeros

movimientos. Lamentablemente, hubo numerosas imperfecciones en el Rondó final,

pese a que la amalgama sonora entre orquesta y solista resultó perfecta. Zeniodi le

imprimió una marcación precisa y la Filarmónica respondió de la misma forma. No

obstante, el público respondió con un aplauso sostenido y Francesch culminó su

presentación con un bis: Escenas Infantiles de Schumann, donde tuvo un mejor

desempeño.

Debe ser una de las pocas veces donde ha dirigido una mujer en la apertura del Ciclo

de conciertos de la Filarmónica y no sólo Zoe Zeniodi se ganó el afecto del público

argentino, sino que se rindió un justo homenaje al padre de la atonalidad a 150 años de

su nacimiento en un concierto cuyo repertorio osciló entre el romanticismo y el

dodecafonismo.



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