sábado, 25 de mayo de 2019


VOCES QUE SEGURAMENTE HARAN CARRERA

Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, Ciclo “Proyecto 2019”, Opera: “La Finta Giardinera”, Dramma Jocoso en Tres actos, con Música de Wolfang Amadeus Mozart y Libreto de Giuseppe Petrosellini en versión libre en dos partes con dramaturgia de Gonzalo Demaría. Intérpretes: Pablo Scaiola (El Podestá), Laura Avila (Sandrina), Matías Herrera (Conde Belfiore), Florencia Burgardt (Arminda), Carolina Paredes (Ramiro), Marianella Tucci (Serpetta), Sergio Wamba (Nardo). Alumnos de la Carrera de Academia Orquestal del I.S.A., Iluminación: Carolina Raubenstein, Coordinación Escenotécnica: Ladislao Hanczyk, Coordinación de Alumnas de Caracterización: Patricia Heredia. Alumnas: Sofía Locicero, Analía Navarro, María Florentina Pastocchi y Ayelén Perossi. Dirección Escénica: Sofía Wilhelmi-Sergio Falcón con Tutoría de Pablo Maritano. Dirección Musical: Marcelo Ayub. Espacio C.E.T.C., Función del 23 de Mayo de 2019.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

  Título emblemático que marcó una época en la historia del Tetaro Colón a través de la hoy gloriosamente renacida “Opera de Cámara”, “La Finta Giardinera” de Mozart retornó esta vez al C.E.T.C., formando parte del Proyecto 2019 del Instituto Superior de Arte, Con la Coordinación Académica de Carlos Sampedro. En esta ocasión se reincidió en una idea que Pablo Martano llevo a cabo de manera muy recordada en la hoy ausente “Buenos Aires Lírica” a través de otro título Mozartiano, “El Rapto en el Serallo” y al igual que en aquella ocasión, se contó con la dramaturgia de Gonzalo Demaría. Sabido es que la tendencia hoy en las salas de primer orden mundial se enfoca justamente en la dramaturgia, ya sea para “aggiornar” una obra (como en aquella ocasión y en lo personal no me molestó en absoluto) o, como en este caso agregarle algunos condimentos que la hagan más creíble. Y aquí quiero centrarme en este punto ya que considero que se ha incurrido en un serio error. La Historia narra la vida en la hacienda de un magistrado en algún lugar de Italia, en donde una marquesa a la que se cree muerta, trabaja como Jardinera en el lugar, ayudada en el engaño por su criado quien también se desempeña junto a ella en el jardín. La Sobrina del Magistrado ha de casarse con el Conde Belfiore, quien no es otro que el Marido de la Marquesa Onesti (la Jardinera), quien azorada descubre que su Marido va a casarse nuevamente. El magistrado también pretende a la Jardinera/Marquesa, sin perjuicio de seducir a una criada, la que es pretendida por el Sirviente de la marquesa. A todo esto se suma que un Caballero de nombre Ramiro está enamorado de la Sobrina del magistrado y a partir de ahí comenzarán los enredos hasta que, por supuesto se descubre la verdad y quien es quien, la Marquesa y el Conde juran no volver a separarse, el Joven tendrá la mano de la Sobrina del Magistrado y los criados vivirán su historia de amor, mientras que como ocurre en las comedias, el Magistrado quedará solo. Si bien en el final “Aggiornado” de Gonzalo Demaría la ira del Conde provocará un “estangulamiento” de la Marquesa previo al septeto final y Esta caerá desvanecida, por lo que aquí queda la historia abierta, no sabiéndose que camino tomará la noble mujer. Hasta ahí, interesante. El hecho es que para llegar a esa situación se producen una serie de gags de reiterada y marcada connotación sexual, cayendo en argentinísmos y utilizando una línea argumental de estilo “Revista Televisiva” (al menos no hubo lenguaje subido de tono como sí ocurría en el Teatro) como hacían Alberto Olmedo y Jorge Porcel en ciclos como “El Chupete”, “Porcelandia”, “Operación ja ja” y “No Toca Boton” de finales de los setenta y comienzos de los ochenta del pasado siglo, con los inefables Hermanos Sofovich como fogoneros de ese estilo.  Y aquí estamos ante un serio error producto de la poca creatividad, resumiendo esto de forma simplista. Entiendo que todo esto es materia opinable y da tela para cortar, pero esa es la posición de quien esto escribe.

  En donde sí estuvimos de parabienes es en la actuación de los alumnos seleccionados de la carrera de canto y en la excelencia, una vez mas, de Marcelo Ayub en la Concertación al frente de los alumnos de la Academia Orquestal del I.S.A., con el refuerzo de algunos profesores. Chispeante, vivaz, fresca, así fue la concertación de este joven Director. En cuanto a las voces, Pabo Scaiola satisfizo como el Podestá con un timbre muy fresco, grata emisión y buena actuación, aun cuando debio cargar con la mayor parte de las escenas a las que hice referencia en párrafos anteriores. Laura Avila fue estupenda Sandrina/Marquesa Violante Onesti. Tiene muy buena presencia grato tímbre y buena línea de canto- Matías Herrera fue un desopilante Conde Belfiore, sabe actuar, posee excelente vis cómica y tiene bello timbre en su voz. Florencia Burgardt fue una muy buena Arminda, la atribulada sobrina, con dotes innatas de comediante, buena voz y soberbia expresividad. Carolina Paredes asumió el travestido  rol de Ramiro y termino imponiéndose sobre el final de la función. Estupendos en el juego de comedia, en presencia y en las voces Marianella Tucci como Serpetta, la criada y Sergio Wamba, como sirviente/jardinero, ganándose la positiva respuesta del público. Una vez mas Carolina Raubenstein tuvo a su cargo la iluminación y lo hizo de la  manera formidable que se le reconoce y brillantes el vestuario de época y las caracterizaciones que realizaron Sofía Locicero, Analía Navarro, María Florentina Pastocchi y Ayelén Perossi, con coordinación de Patricia Heredia.

  Hay futuro para todos, incluidos quienes hicieron la puesta escénica, Sofía Wilhelmi y Segio Falcón. Ya que son experiencias que se capitalizan.

Donato Decina

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