jueves, 14 de octubre de 2021

 

Excepcional retorno de la Orquesta Sinfónica Nacional en el CCK

 

YO FUI TESTIGO

Martha CORA ELISEHT

 

            Tras el retorno de la presencialidad en todos los espectáculos acorde a las nuevas disposiciones sanitarias con aforo del 100%, el marco no pudo haber sido más propicio para el retorno de los cuerpos artísticos pertenecientes a la Dirección Nacional de Organismos Estables. Tras un año y 8 meses de prolongada ausencia, finalmente se produjo el tan ansiado retorno a la Sala Sinfónica del Centro Cultural Kirchner (CCK) de la Orquesta Sinfónica Nacional el pasado miércoles 13 del corriente bajo la dirección de Carlos Vieu.

            Acorde a los protocolos sanitarios vigentes, se realizó un programa elaborado especialmente para orquesta de cuerdas con el siguiente repertorio:

-          “Metamorfoseando”- Gerardo GARDELIN (estreno)

-          Divertimento en Re mayor para cuerdas, K 136 -Wolfgang A. MOZART (1736-1791)

-          Serenata para cuerdas en Mi menor, Op.20 – Sir Edward ELGAR (1857-1934)

A medida que los músicos fueron apareciendo en escena, un Auditorio Nacional colmado de gente los recibió con un cálido aplauso. Seguidamente y tras saludar al público, el concertino Luis Roggiero tomó el micrófono para dedicar el concierto a la memoria de la violoncelista Myriam Santucci, desaparecida físicamente el 31 de Diciembre pasado e integrante de la agrupación. Los aplausos volvieron a resonar fuertemente hasta que el maestro Carlos Vieu hizo su aparición en escena. Ante la consabida ausencia de programas de mano, él mismo anunció las obras. La de Gerardo Gardelin fue compuesta a modo de catarsis durante la pandemia y posee momentos de gran expresividad en cadencias y ritmos relacionados con el tango. No es una obra tanguera en sí misma, pero su estructura rítmica está fuertemente relacionada con el 2/4. La melodía es agradable y fue muy bien recibida por parte del público. Durante los aplausos, Carlos Vieu no sólo invitó al compositor a subir a saludar al escenario, sino que también elevó la partitura en señal de aprobación. Un hermoso gesto que se repite cada vez más en el ámbito de los conciertos a modo de homenaje a su creador.

El célebre Divertimento en Re mayor para cuerdas de Mozart consta de 3 movimientos: Allegro/Andante/Presto, que fueron ejecutados de manera exquisita y con suma precisión. Vieu impuso su consabida maestría, su temperamento y su perfecta marcación a la hora de dirigir y la orquesta respondió con un sonido cristalino y preciso. Lo mismo sucedió con la Serenata para cuerdas en Mi menor de Elgar en sus 3 movimientos (Allegro piacevole/ Larghetto/ Allegretto), que sonó perfectamente romántica. El compositor inglés es uno de los principales exponentes del romanticismo musical tardío y la dedicó al filósofo Edward Whinfield. Si bien es una obra de juventud, el Larghetto central en 2/4 marca su estilo característico, que se va a repetir en la celebérrima Nimrod de las Variaciones Enigma. En cambio, el Allegro piacevole inicial comienza en 6/8 -compás que vuelve a repetirse al final del último movimiento (Allegretto) para cerrar la obra-. La versión ofrecida por la Sinfónica fue magistral y el Auditorio Nacional estalló en aplausos y vítores tras finalizar la misma.

Ante la respuesta del público, Vieu anunció un bis: La Muerte del ángel de Astor Piazzolla, donde toda la orquesta sonó muy bien acompasada, afinada y afiatada en la fuga inicial y final. Por su parte, Luis Roggiero interpretó de manera sublime el solo de violín central. Fue un bis de gran jerarquía y el homenaje de la orquesta al cumplirse el centenario del nacimiento del compositor.

Cuando una agrupación sinfónica retorna a los escenarios tras una prolongada ausencia, se transforma en un hecho histórico. Ha sido un auténtico placer poder haber sido testigo del mismo ante una sala repleta de gente. Un regreso merecido y sumamente esperado por parte de la mejor orquesta del país.

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