martes, 26 de octubre de 2021

 

FIESTA PARA LOS OIDOS

 

Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación. Tercer concierto presencial de la temporada 2021, Director: Sebastiano de Filippi. Programa: Obras de Binelli, Revanello, Respighi y Verdi/Toscanini. 25 de Octubre de 2021.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  “Raíces Itálicas” es el nombre que llevó este concierto de acuerdo a la temática que desarrolló  Sebastiano de Filippi con la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación de la que como sabemos es titular. La conclusión central que extraemos de esta velada es que el Director le aumenta al conjunto el desafío musical a cada presentación y la respuesta que obtiene de la Orquesta es cada vez mayor en forma proporcional con cada desafío. Esa respuesta viene de la mano de un sonido cada vez más corpóreo, homogéneo. Un mayor manejo de las sutilezas como pasajes en “pizzicato” en donde en gran parte de la noche los instrumentistas lo demostró y una cada vez mayor innovación al programar, lo que hace que el conjunto no se amesete en determinados repertorios, sino que al explorar lo nuevo se renueve la exigencia.

 

  Estas “Raíces Itálicas” provienen tanto de músicos peninsulares como de descendientes de Italianos como es el caso concreto del bandoneonista y compositor Daniel Binelli quién en ocasión de una estancia suya en la Ciudad de México en el año 2014 compuso “Balada Nocturna”, obra para cuerdas de carácter muy introspectivo e íntimo, con un lógico aire de tango al que el conjunto hizo honor con una muy buena interpretación que el público recibió de muy buen agrado. Tras los aplausos, el Director optó por permanecer en el podio y de inmediato se pudo escuchar en aparente estreno argentino Dos Piezas del compositor Italiano Oreste Revanello (1871-1938), cuya producción se centra fundamentalmente en obras litúrgicas y motetes. Aquí, en lo que aparentemente es una faceta menormente difundida pudimos apreciar “Nana” y “Visión” de un tratamiento muy interesante en la escritura con una estructura de desarrollo de primer tema que da paso a un segundo o también “núcleo central” para luego recapitular el tema inicial. Aquí una vez más De Filippi buceó al fondo de cada página y los músicos brindaron un discurso sostenido, el que no decayó en momento alguno,  logrando captar el interés de todo el auditorio.

 

  Una vez más tras los aplausos el Director optó por permanecer en el podio y acometió junto al conjunto el primer “pezzo grosso” de la noche que fue la tercera suite de las “Antiguas danzas y arias para laud” de Ottorino Respighi en una versión plena de canto orquestal, con perfecto dominio del estilo, “tempi” acertado en cada página y la primera amalgama fuerte de sonido que sacudió a la concurrencia que aplaudió de manera eufórica a esta versión ofrecida. Pero aún quedaba “Algo más”.

 

  Ahora sí, el maestro De Filippi prefirió tomar un breve respiro que sirvió tanto al conjunto como a El mismo para reponer fuerzas y acometer “Sinfonía para Cuerdas”, el arreglo que Arturo Toscanini efectuó para  este tipo de formaciones del “Cuarteto en Mi menor” de Giuseppe Verdi quién lo compuso durante su estancia en Nápoles en 1873 (época posterior al estreno de “Aida” y casi paralelo al “Requiem”). Y aquí demos la derecha al Director. Previo a esto, Respighi (cuya familia tuvo pleno vínculo con Verdi y hasta él mismo lo acicateó a un joven Ottorino en su carrera como compositor). Ahora, Verdi en el día mundial de la Opera y en arreglo de uno de sus máximos difusores (aunque en sus últimos años de vida Don Giuseppe lo convirtió en el paradigma del  “Dictador del  podio” fundamentalmente tras  haber estrenado Toscanini en la “Scala” sus “Cuatro Piezas Sacras” sin consentimiento suyo). Y aquí también se entroncan las relaciones de familia ya que los Toscanini tenían amistad con el padre de Verdi, es decir las tres familias (Verdi, Respighi y Toscanini) mantenían contacto en la Parma del sigo diecinueve  con los Verdi como aglutinante.

 

  La “versión Toscanini” sorprende por un discurso muy robusto para cuerdas. Confieso que en algún momento intenté recordar la versión original y justamente por el detalle que expresé en el párrafo anterior se me hizo muy difícil. Recién en el Tercer movimiento (Prestissimo) encontré un equilibrio ideal. De todos modos, la interpretación de De Filippi y los músicos fue brillante de punta a punta con momentos de sonido pleno, otros de gran profundidad y otros de notable manejo de las sutilezas. Aquí también se trató de un estreno argentino, muy bienvenido, al que el conjunto y su Director le hicieron honor y al que el público retribuyó con una justiciera ovación, la que fue respondida  por un sorpresivo y sorprendente bis. Al mejor estilo del Maetsro Iván Fischer y sus músicos de la “Budapest Festival Orchestra”, De Filippi convocó a los violinistas Eleonora Votti (quién cantó con registro de soprano),  Paula García Presas (Quien lo hizo como Mezzosoprano), el Concertino, Pablo Pereira (en cuerda de Tenor)  y el  propio De Filippi (quien como sabemos proviene del canto y tiene registro de bajo/barítono). Otros dos violinistas, Pedro Sotelo  (quien ocupó el teclado en función de clave continuo) y Sergio Catelani (Quien fue el Director) para que en el Día Mundial de la Opera se homenajease al género con una de las formas que le dieran origen: el Madrigal y aquí la última de las sorpresas. De otro autor poco frecuentado: Jakob Arcadelt  se escuchó “Il Bianco e Dolce Cigno”, entonado por los cuatro vocalistas con gratísimos registros y con pleno ajuste de parte de Catelani del conjunto instrumental. Gran broche de oro para una noche de fiesta.

 

  Donato Decina

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