domingo, 11 de agosto de 2024

 Muy buena actuación de Santiago Santero al frente de la Sinfónica Nacional en el CCK


ENTRE EL IMPRESIONISMO Y LA VANGUARDIA


Martha CORA ELISEHT


Tal como consta en su estatuto fundacional, uno de los principales objetivos de

la Orquesta Sinfónica Nacional es la divulgación y el estreno de obras de compositores

vernáculos. El pasado viernes 9 del corriente se llevó a cabo en la Sala Sinfónica del

Centro Cultural Kirchner (CCK) un concierto donde la mencionada agrupación se

presentó bajo la dirección de Santiago Santero, con la presencia del violoncelista Martín

Devoto en calidad de solista para ofrecer un programa formado por las siguientes obras:

- Variaciones sobre un canto yagua, para violoncello y orquesta- Dante GRELA

(1941) (estreno)

- Ma Mère l’Oye (Mi Madre la Oca)- Maurice RAVEL (1875-1937)

- Cuatro estudios para orquesta (estreno mundial)- Santiago SANTERO (1962)


Si bien se había anunciado un orden diferente de las obras, éste fue el orden en el

cual se interpretaron durante el concierto. Con un orgánico prácticamente completo -que

incluyó abundante presencia de instrumentos de percusión ubicados “en espejo” hacia

ambos costados del escenario-, el director y el solista se presentaron en el escenario del

Auditorio Nacional para el estreno de la mencionada obra del compositor rosarino.

Dante Grela es un reconocido compositor de música de cámara, coral, orquestal y

electroacústica, además de un prestigioso pedagogo e investigador. Variaciones sobre un

canto yagua se representó en calidad de estreno y lleva una orquestación profusa

(cuerdas, maderas por cuatro -incluye corno inglés, contrafagot, clarinete bajo y

piccolo-, metales por 4, tuba con sordina, piano, timbales, bombo y gong por dos –

colocados “en espejo” a ambos costados del escenario-, marimba, xilofón y diferentes

idiófonos) y participación del violoncello como solista. Escrita en un solo movimiento,

se inicia con un ostinato en cuerdas, seguido por un glissando a cargo del arpa y del

xilofón hasta la entrada del instrumento solista. Además de ser un destacado

violoncelista, Marcelo Devoto es un experto en el repertorio contemporáneo y lo

demostró con creces desde el inicio de la obra mediante su fraseo y digitación. Pese a

ser atonal, posee una gran riqueza de contrapuntos entre las diferentes secciones de

instrumentos y numerosos crescendi. La sección central es un sostenuto a cargo de las

cuerdas en contrapunto con el solista y la percusión, que sonó muy equilibrada -pese a

ser abundante y situarse a ambos costados. Tras la introducción de la melodía a cargo de

la trompeta, un tutti en la percusión introduce la cadencia del cello -en cascada y

pizzicato- en contrapunto con las cuerdas, vientos y percusión. Hacia el final, la melodía

se torna tonal -aunque con ciertas disonancias entre los metales y la percusión-,

emulando el canto al cual hace alusión su título. Sobre esta base armónica, el cello

ejecuta una nueva cadencia antes de desembocar en un poderoso tutti en fortissimo (fff).


La obra tuvo aceptación y se invitó a pasar al compositor -presente en la sala- a saludar

sobre el escenario.

Sobre la base de los cuentos de Charles Perrault (Mi madre, la Oca), Ravel compone

originalmente su célebre suite homónima en 1910 como piezas para piano a 4 manos

dedicadas a los hijos del matrimonio de Ida y Cyprian Godebski, quienes eran amigos

del músico. Fue publicada en ese mismo año como Cinco piezas infantiles para piano a

4 manos. La orquestación data de 1911 y se agregaron números para transformarla en un

ballet al año siguiente. Sus cinco números ilustran diferentes cuentos: La Bella

Durmiente y Pulgarcito, de Charles Perrault; Laideronette (Niñita fea), Emperatriz de

las Pagodas), de Marie- Catherine, Condesa de Aulnoy -considerada la “rival” de

Perrault-. Se desconoce al autor de El jardín encantado y la Conversación de la Bella y

la Bestia está basada en la versión de Jeanne- Marie Leprince de Beaumont. Desde el

punto de vista musical, aquí se detallan los tempi de los diferentes movimientos:

I. Pavana de la Bella Durmiente – Lento (4/4)

II. Pulgarcito - Muy moderado (2/4, ¾, 4/4,5/4)

III. Niñita fea, emperatriz de las Pagodas - Movimiento de Marcha (2/4)

IV. Conversación de la Bella y la Bestia - Movimiento de vals. Muy moderado (3/4)

V.  El jardín encantado - Lento y grave (3/4)

La presente versión se destacó por ser sumamente sutil -principalmente, en

Laideronette, Emperatriz de las Pagodas-, donde emplea escala pentatónica y armonía

de cuartas. Santiago Santero Supo dirigir con precisión a la Sinfónica Nacional,

logrando un perfecto y bellísimo glissandi en el movimiento final.

Los Cuatro Estudios para orquesta de Santiago Santero fue la obra elegida para

el cierre. Se presentó también en calidad de estreno y fue compuesta entre fines de

2023 y durante el transcurso del corriente año. El primer estudio se inicia con notas muy

graves y profundas en gong, bombo y piano y, al igual que en la obra de Grela, también

se empleó doble juego de percusión “en espejo”. Un redoble de timbal antecede a un

poderoso tutti a cargo de los metales, las maderas y el clarinete bajo. Luego de un solo

de violín en agudo, se acopla el piano en contrapunto con acordes graves, mientras la

percusión sostiene la melodía. El segundo abre con un solo de clarinete bajo con

contrapunto en bronces y maderas, seguido por las cuerdas y un glissandi entre arpa y

marimba. También posee numerosos contrapuntos entre el piano y el doble juego de

percusión. El tercer movimiento (Lento) se caracteriza por poseer varios contrapuntos

interesantes (clarinete, viola y trompeta; Clarinete, flauta y marimba con violín y viola)

y un solo de fagot que persiste y lleva la melodía hasta el final. En cambio, el cuarto y

último (Allegro enérgico) se inicia con un poderoso tutti orquestal a cargo de las

cuerdas, metales y percusión en espejo. Este último grupo de instrumentos junto con el

piano llevan la melodía hasta la entrada de las cuerdas in crescendo y en forte para dar

cierre. También tuvo mucha aceptación y el director se retiró sumamente aplaudido.

Sin lugar a dudas, la Sinfónica Nacional demostró por qué es la mejor orquesta

del país: por la calidad de sus instrumentistas, la calidad de sonido, la maestría en sus

interpretaciones y por abarcar repertorio nacional e internacional, que va desde lo

clásico a lo contemporáneo y -en este caso- con un repertorio local de vanguardia.

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