viernes, 2 de mayo de 2025

 Muy buen concierto de Roberto Tubaro junto a la Orquesta de Cámara del Congreso


EL REGRESO DE UN GRANDE AL PODIO


Martha CORA ELISEHT


Tras 25 años de ausencia de los escenarios porteños, el director ítalo- argentino

Roberto Tubaro se hizo presente en el segundo de los conciertos del ciclo de la Orquesta

de Cámara del Congreso de la Nación, denominado “ESCENAS ROMANAS”, que tuvo

lugar el pasado lunes 28 de Abril en el Salón de los Pasos Perdidos del Parlamento

Nacional y que contó con la participación del mencionado director en el podio y el

contrabajista Adrián Speziale como solista para interpretar el siguiente programa:

- “Capricho de bravura”- Giovanni BOTTESSINI (1821-1889) (orquestación de

Adrián Speziale)

- “Ut unum sint”- Renzo ROSELLINI (1908-1982)

- Concierto para cuerdas- Nino ROTA (1911-1979)

- Música de películas:

- Tema principal de “AMARCORD”

- “Qué es un joven” de “ROMEO Y JULIETA”

- Tema de amor de “EL PADRINO”- Nino ROTA (1911-1979)

- “Te miraré en mi corazón” de “PERRO MUNDO”- Nino OLIVIERO (1918-

1980)

- Vals brillante de “IL GATOPARDO”- Giuseppe VERDI (1813-1901)

- Tema principal de “LA VITA É BELLA”- Nicola PIOVANI (1946)

- Tarantela de “EL PADRINO”- Carmine COPPOLA (1910-1991)


Ante una sala prácticamente colmada de público, los músicos se presentaron en

el escenario para la tradicional afinación de instrumentos a cargo de Florencia Ciaffone

– quien reemplazó al concertino Pablo Pereira por encontrarse este último de viaje en el

exterior mientras se realizaron los ensayos- y, posteriormente, tanto el director como el

solista tomaron sus puestos sobre el escenario para dar comienzo al concierto con la

mencionada obra de Bottesini. Escrita originalmente para contrabajo y piano, consta de

dos movimientos: Andante/ Allegro con fuoco, que se ejecutan sin interrupción. En este

caso, ha sido un doble mérito del contrabajo solista de la agrupación, ya que no sólo

realizó una magnífica labor solista explorando todos los matices de su instrumento

merced a un impecable fraseo y digitación, sino que, además, realizó el correspondiente

arreglo para orquesta de cuerdas. El valseado en ¾ del movimiento final permitió

asimismo que Speziale se luciera en la cascada y el rondó. No es habitual que se

incluyan obras para contrabajo solista en un programa de concierto y no sólo fue muy

aplaudido, sino que retornó a su puesto dentro de la orquesta una vez finalizada su

interpretación.


Hermano del cineasta Roberto Rossellini, Renzo Rossellini ha sido un prolífico

compositor de música de cámara, ballet y bandas sonoras de numerosos films- entre

otros, Roma, ciudad eterna y Los hermanos Karamazov-. En este caso, la obra elegida

para continuar el concierto fue Ut unum sint (Que todos sean uno). Se inicia con una

melodía de gran belleza en tono menor a cargo de los violoncellos y contrabajos con un

sonido muy compacto y señorial, que es tomada posteriormente por las violas, segundos

y primeros violines en canon. Tras su desarrollo, cierran las cuerdas graves y luego, las

agudas con la melodía inicial previamente a su recapitulación. La obra gustó mucho y

fue sumamente aplaudida, al igual que el Concierto para cuerdas de Nino Rota. Este

último fue compuesto entre 1964 y 1965 y posteriormente revisado en 1977. Consta de

4 movimientos: Preludio/ Scherzo/Aria/ Finale y se inicia con un ostinato en tono

menor en cuerdas, seguido por un staccato al unísono con ribetes de tonalidad

expansiva- que, por momentos, emula la homónima de Carl Nielsen-, donde la

concertino Florencia Ciaffone se lució en el solo de violín. El scherzo es un andantino

giocoso que posee reminiscencias de la música de la película Ensayo de orquesta,

mientras que el 3° movimiento es un adagio que sonó calmo y apaciguado, en contraste

con el vibrante e impetuoso movimiento final (Allegro con spirito), lográndose una

versión de fuste y gran jerarquía sonora, que fue sumamente aplaudida por el numeroso

público que se dio cita en el Salón de los Pasos Perdidos.

Tras un breve intervalo, la segunda parte del concierto se inició con música de

películas, cuyos arreglos estuvieron a cargo del propio Roberto Tubaro. Más

precisamente, con la celebérrima banda sonora de AMARCORD de Fellini, cuya música

también fue compuesta por Nino Rota. En este caso, hubo un gran lucimiento por parte

de Florencia Ciaffone y Mercedes Sánchez en los solos de violín y viola

respectivamente. Pero el público deliró tras el consabido tema de amor de ROMEO Y

JULIETA (“Qué es un joven”) de Franco Zefirelli, donde se logró una versión muy

romántica mediante un magnífico contrapunto entre el violín y el violoncello solista,

que permitió el lucimiento de Florencia Ciaaffone y Mariana Levitin respectivamente.

Asimismo, ambas solistas también se lucieron junto a la violista Mercedes Sánchez en

el famoso tema de amor de EL PADRINO, también compuesto por Nino Rota. Y, como

no podía ser de otra manera, el público deliró tras cada interpretación. Seguidamente, se

ofreció una bellísima y romántica versión de Te miraré en mi corazón (I will look for

you in my heart) de PERRO MUNDO, compuesta por Nino Oliviero e inmortalizada en

la voz de Andy Williams, con gran lucimiento del violín solista y una muy buena

marcación y precisión por parte del director. Lo mismo sucedió con el Vals Brillante de

IL GATOPARDO -la única obra de Verdi que formó parte de este programa- y que sonó

como tal, con muy buenos matices y dominio de tempi. Los contrabajos y los

violoncellos sonaron muy bien al inicio de la celebérrima LA VITA É BELLA de Nicola

Piovani hasta que las violas y los violines toman esta melodía que ya forma parte del

repertorio universal de música de películas, motivo por el cual su compositor ganó el

Oscar de la Academia de Hollywood en 1999. Finalmente, Roberto Tubaro cerró el

concierto con la Tarantela de EL PADRINO, que sonó auténticamente siciliana y con

todas las de la ley: impecable marcación y ejecutada de manera triunfal. El público

estalló en aplausos y vítores hacia el final del concierto, motivo por el cual se ejecutó

nuevamente en calidad de encore. Y lo mejor de todo, que cedió generosamente los

arreglos a la Orquesta para que pueda incorporarlos a su repertorio.


Es notable el poder de concentración de los músicos de la Orquesta de Cámara del

Congreso Nacional, que llevaron adelante el programa contra viento y marea pese a los

constantes y continuos aplausos de un acto llevado a cabo en el salón contiguo. Una

auténtica falta de consideración y respeto no sólo a los artistas, sino también al público

que se dio cita para escuchar el concierto.

Independientemente de que la música de cámara de compositores italianos sea

convocante, la decisión de incorporar música de grandes éxitos cinematográficos en un

programa de conciertos ha sido genial por dos motivos: en primer lugar, porque permite

atraer nuevo público, y, en segundo lugar, porque siempre es un auténtico placer

escuchar estas bellísimas melodías por una agrupación de cámara de alta calidad y

jerarquía sonora. En este caso y, parafraseando el título de una famosa comedia del cine

español, Roberto Tubaro demostró que se puede conjugar perfectamente bien el

repertorio de la música académica con la popular y no morir en el intento.

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