Muy buen concierto de Roberto Tubaro junto a la Orquesta de Cámara del Congreso
EL REGRESO DE UN GRANDE AL PODIO
Martha CORA ELISEHT
Tras 25 años de ausencia de los escenarios porteños, el director ítalo- argentino
Roberto Tubaro se hizo presente en el segundo de los conciertos del ciclo de la Orquesta
de Cámara del Congreso de la Nación, denominado “ESCENAS ROMANAS”, que tuvo
lugar el pasado lunes 28 de Abril en el Salón de los Pasos Perdidos del Parlamento
Nacional y que contó con la participación del mencionado director en el podio y el
contrabajista Adrián Speziale como solista para interpretar el siguiente programa:
- “Capricho de bravura”- Giovanni BOTTESSINI (1821-1889) (orquestación de
Adrián Speziale)
- “Ut unum sint”- Renzo ROSELLINI (1908-1982)
- Concierto para cuerdas- Nino ROTA (1911-1979)
- Música de películas:
- Tema principal de “AMARCORD”
- “Qué es un joven” de “ROMEO Y JULIETA”
- Tema de amor de “EL PADRINO”- Nino ROTA (1911-1979)
- “Te miraré en mi corazón” de “PERRO MUNDO”- Nino OLIVIERO (1918-
1980)
- Vals brillante de “IL GATOPARDO”- Giuseppe VERDI (1813-1901)
- Tema principal de “LA VITA É BELLA”- Nicola PIOVANI (1946)
- Tarantela de “EL PADRINO”- Carmine COPPOLA (1910-1991)
Ante una sala prácticamente colmada de público, los músicos se presentaron en
el escenario para la tradicional afinación de instrumentos a cargo de Florencia Ciaffone
– quien reemplazó al concertino Pablo Pereira por encontrarse este último de viaje en el
exterior mientras se realizaron los ensayos- y, posteriormente, tanto el director como el
solista tomaron sus puestos sobre el escenario para dar comienzo al concierto con la
mencionada obra de Bottesini. Escrita originalmente para contrabajo y piano, consta de
dos movimientos: Andante/ Allegro con fuoco, que se ejecutan sin interrupción. En este
caso, ha sido un doble mérito del contrabajo solista de la agrupación, ya que no sólo
realizó una magnífica labor solista explorando todos los matices de su instrumento
merced a un impecable fraseo y digitación, sino que, además, realizó el correspondiente
arreglo para orquesta de cuerdas. El valseado en ¾ del movimiento final permitió
asimismo que Speziale se luciera en la cascada y el rondó. No es habitual que se
incluyan obras para contrabajo solista en un programa de concierto y no sólo fue muy
aplaudido, sino que retornó a su puesto dentro de la orquesta una vez finalizada su
interpretación.
Hermano del cineasta Roberto Rossellini, Renzo Rossellini ha sido un prolífico
compositor de música de cámara, ballet y bandas sonoras de numerosos films- entre
otros, Roma, ciudad eterna y Los hermanos Karamazov-. En este caso, la obra elegida
para continuar el concierto fue Ut unum sint (Que todos sean uno). Se inicia con una
melodía de gran belleza en tono menor a cargo de los violoncellos y contrabajos con un
sonido muy compacto y señorial, que es tomada posteriormente por las violas, segundos
y primeros violines en canon. Tras su desarrollo, cierran las cuerdas graves y luego, las
agudas con la melodía inicial previamente a su recapitulación. La obra gustó mucho y
fue sumamente aplaudida, al igual que el Concierto para cuerdas de Nino Rota. Este
último fue compuesto entre 1964 y 1965 y posteriormente revisado en 1977. Consta de
4 movimientos: Preludio/ Scherzo/Aria/ Finale y se inicia con un ostinato en tono
menor en cuerdas, seguido por un staccato al unísono con ribetes de tonalidad
expansiva- que, por momentos, emula la homónima de Carl Nielsen-, donde la
concertino Florencia Ciaffone se lució en el solo de violín. El scherzo es un andantino
giocoso que posee reminiscencias de la música de la película Ensayo de orquesta,
mientras que el 3° movimiento es un adagio que sonó calmo y apaciguado, en contraste
con el vibrante e impetuoso movimiento final (Allegro con spirito), lográndose una
versión de fuste y gran jerarquía sonora, que fue sumamente aplaudida por el numeroso
público que se dio cita en el Salón de los Pasos Perdidos.
Tras un breve intervalo, la segunda parte del concierto se inició con música de
películas, cuyos arreglos estuvieron a cargo del propio Roberto Tubaro. Más
precisamente, con la celebérrima banda sonora de AMARCORD de Fellini, cuya música
también fue compuesta por Nino Rota. En este caso, hubo un gran lucimiento por parte
de Florencia Ciaffone y Mercedes Sánchez en los solos de violín y viola
respectivamente. Pero el público deliró tras el consabido tema de amor de ROMEO Y
JULIETA (“Qué es un joven”) de Franco Zefirelli, donde se logró una versión muy
romántica mediante un magnífico contrapunto entre el violín y el violoncello solista,
que permitió el lucimiento de Florencia Ciaaffone y Mariana Levitin respectivamente.
Asimismo, ambas solistas también se lucieron junto a la violista Mercedes Sánchez en
el famoso tema de amor de EL PADRINO, también compuesto por Nino Rota. Y, como
no podía ser de otra manera, el público deliró tras cada interpretación. Seguidamente, se
ofreció una bellísima y romántica versión de Te miraré en mi corazón (I will look for
you in my heart) de PERRO MUNDO, compuesta por Nino Oliviero e inmortalizada en
la voz de Andy Williams, con gran lucimiento del violín solista y una muy buena
marcación y precisión por parte del director. Lo mismo sucedió con el Vals Brillante de
IL GATOPARDO -la única obra de Verdi que formó parte de este programa- y que sonó
como tal, con muy buenos matices y dominio de tempi. Los contrabajos y los
violoncellos sonaron muy bien al inicio de la celebérrima LA VITA É BELLA de Nicola
Piovani hasta que las violas y los violines toman esta melodía que ya forma parte del
repertorio universal de música de películas, motivo por el cual su compositor ganó el
Oscar de la Academia de Hollywood en 1999. Finalmente, Roberto Tubaro cerró el
concierto con la Tarantela de EL PADRINO, que sonó auténticamente siciliana y con
todas las de la ley: impecable marcación y ejecutada de manera triunfal. El público
estalló en aplausos y vítores hacia el final del concierto, motivo por el cual se ejecutó
nuevamente en calidad de encore. Y lo mejor de todo, que cedió generosamente los
arreglos a la Orquesta para que pueda incorporarlos a su repertorio.
Es notable el poder de concentración de los músicos de la Orquesta de Cámara del
Congreso Nacional, que llevaron adelante el programa contra viento y marea pese a los
constantes y continuos aplausos de un acto llevado a cabo en el salón contiguo. Una
auténtica falta de consideración y respeto no sólo a los artistas, sino también al público
que se dio cita para escuchar el concierto.
Independientemente de que la música de cámara de compositores italianos sea
convocante, la decisión de incorporar música de grandes éxitos cinematográficos en un
programa de conciertos ha sido genial por dos motivos: en primer lugar, porque permite
atraer nuevo público, y, en segundo lugar, porque siempre es un auténtico placer
escuchar estas bellísimas melodías por una agrupación de cámara de alta calidad y
jerarquía sonora. En este caso y, parafraseando el título de una famosa comedia del cine
español, Roberto Tubaro demostró que se puede conjugar perfectamente bien el
repertorio de la música académica con la popular y no morir en el intento.
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