El Ensamble "Sónico" durante el concierto de apertura de los tradicionales "Conciertos del Mediodía" del Mozarteum Argentino en la Sala Argentina del Centro Cultural "Domingo Faustino Sarmiento" Fotografía de la autora del presente comentario.
Excelente inicio de Conciertos del Mediodía del Mozarteum en el Palacio Sarmiento
A LA VANGUARDIA EN MATERIA DE TANGO
Martha CORA ELISEHT
Junto con Astor Piazzolla y Osvaldo Berlingieri, Eduardo Rovira (1925-1980) ha
sido uno de los más grandes exponentes del tango moderno, sacándolo de su concepción
original como danza e imprimiéndole un nuevo enfoque. Nacido en el seno de una
familia obrera en Lanús, comenzó a trabajar como intérprete de bandoneón en la
orquesta de Francisco Alesso y posteriormente, comenzó a estudiar composición y
armonía bajo la tutela de Pedro Aguilar a los 15 años. Ahí aprendió contrapunto,
dodecafonismo, composición e instrumentación, formas y técnicas que aplicaría
posteriormente en su vida. A fines de la década del ’50 funda su propio conjunto en La
Plata -Agrupación de Tango Moderno-, definida como “un tango de la cintura para
arriba”, ya que lo elevó a la categoría de música instrumental de vanguardia.
Lamentablemente, sus obras cayeron en el olvido por su muerte prematura y porque no
había sello discográfico que las editara.
Tuvo que pasar mucho tiempo hasta que, en 2015, un grupo integrado por
músicos argentinos y extranjeros reunidos en Bruselas (Bélgica) tuvo la idea de rescatar
y difundir la obra integral de Eduardo Rovira: el Grupo SÓNICO. La agrupación
formada por Stephen Meyer (violín), Lysandre Donoso (bandoneón), Alejandro
Schwarz (guitarra eléctrica), Ariel Eberstein (contrabajo) e Ivo De Greef (piano) fue la
convocada por el Mozarteum Argentino para la apertura de su tradicional ciclo
Conciertos del Mediodía, hecho que se llevó a cabo el pasado miércoles 30 de Abril en
la Sala Argentina del Centro Cultural Palacio Domingo F. Sarmiento en homenaje al
centenario del fallecimiento del compositor, donde se interpretaron las siguientes obras:
- “Majo Majú”
- “Tango para Charrúa”
- “Tango para Ernesto”
- “Azul y yo”- Eduardo ROVIRA (1925-1980)
- “Ritual”- (arreglo de Eduardo ROVIRA) Osvaldo BERLINGIERI (1928-2015)
- “Preludio de la guitarra abandonada”- Eduardo ROVIRA (1925-1980)
- “Los mareados”- Juan Carlos COBIÁN (1896-1953) (arreglo de Astor
PIAZZOLLA)
- “Etéreo”- Alberto CARACCIOLO (1918-1994)
- “Efímero”- Omar LUPPI
- “Que lo paren”- Eduardo ROVIRA (1925-1980)
Precisamente, el conjunto adoptó su nombre del tema homónimo compuesto por
Rovira en 1961 (“Sónico”), editado por el sello discográfico RECORD, cuando la
agrupación de Tango Moderno hacía su presentación en 1961 con el LP Tangos en una
nueva dimensión. También formó parte de ese disco el Preludio de la guitarra
abandonada que formó parte del presente recital, dividido en tres partes: la primera, a
cargo del bandoneón, violín, piano y contrabajo -todos con amplificador, pero con un
excelente balance sonoro- para interpretar los tres primeros temas de Rovira, que
formaron parte de su último disco (Que lo paren) editado en 1975. Cada instrumento
ejecutó un solo con variaciones sobre el tema principal con sutilezas y la pasión
característica del género, con un sonido bien canyengue. Seguidamente, el trío formado
por Alejandro Schwarz, Ariel Eberstein y Lysandre Donoso ofrecieron una excelsa
versión de Azul y yo, tema que formó parte del icónico álbum SÓNICO (1968), donde el
compositor introduce el pedal de distorsión para el bandoneón -similar al usado en la
guitarra eléctrica-, al mismo tiempo que introduce este último instrumento para atraer al
público más joven y logra otra innovación: el empleo de la electroacústica en el tango,
siendo el primer compositor argentino en usar este recurso. La obra posee ciertas
reminiscencias y ribetes de Dvořak -pese a que está escrita en 2/4- y sonó realmente
magistral. Seguidamente, el trío interpretó el arreglo que Eduardo Rovira realizó sobre
Ritual, de Osvaldo Berlingieri, brindando una versión memorable por la perfecta
sincronización y síncopa empleados. Y el guitarrista argentino ofreció una versión
antológica del mencionado Preludio de la guitarra abandonada del propio Rovira, que
sonó soberbia.
En la tercera parte del recital participaron todos los integrantes del ensamble,
abriendo con el arreglo realizado por el mismo Astor Piazzolla de Los mareados, de
Juan Carlos Cobián, donde se empleó efecto strappata (golpes sobre la caja) en el
contrabajo y el bandoneón y chicharra en el violín. Debido a que el tango es una
construcción colectiva, la versión ofrecida fue excelente, al igual que Etéreo de Alberto
Caracciolo y Efímero de Omar Luppi, quienes fueron grandes bandoneonistas y
compañeros de Rovira en el Octeto de La Plata. Para terminar, no podía faltar la obra
que da nombre al último disco de este eximio compositor: Que lo paren, que sonó de
manera sublime. A medida que el recital avanzaba, iba creciendo en intensidad y el
público aplaudía rabiosamente al final de cada tema. Los intérpretes se retiraron
ovacionados y, en este caso, no hubo bises porque tenían que hacer su presentación en el
Salón Dorado del Teatro Colón.
Con motivo del fallecimiento de Su Santidad el Papa Francisco, se suspendieron las
actividades en los organismos dependientes de la Secretaría de Cultura de la Nación,
motivo por el cual este concierto debió postergarse una semana más tarde. No obstante,
la espera valió absolutamente la pena. Ha sido un auténtico placer descubrir y rendir
homenaje a este gran compositor argentino en el centenario de su nacimiento, auténtico
cultor del tango de vanguardia e injustamente olvidado..
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