sábado, 24 de mayo de 2025

 Excelente concierto con obras inéditas por la Sinfónica Municipal de 3 de Febrero


NUEVO AVANCE DEL ORGULLO BONAERENSE


Martha CORA ELISEHT


Una de las principales características que tiene la Orquesta Sinfónica Municipal

de Tres de Febrero (OSTREF) es el rescate de obras inéditas o que se representan en

muy escasas oportunidades. Esta vez, la mencionada agrupación sinfónica hizo su

presentación en un ámbito muy oportuno y propicio para un repertorio camarístico: la

iglesia “Nuestra Señora del Líbano” sita en Francisco Lynch (Provincia de Buenos

Aires) el pasado domingo 11 del corriente bajo la dirección de su titular -Ezequiel

Fautario- y la participación de Leandro Kyrkiris (violoncello) como solista, con entrada

libre y gratuita.

El programa estuvo compuesto por las siguientes obras:

- Obertura de “LA DAMA BLANCA”- François- Adrien BOIELDIEU (1775-

1834)

- Adagio con variaciones para violoncello y orquesta, P133- Ottorino RESPIGHI

(1879-1936)

- Serenata para cuerdas, Op.48- Piotr I. TCHAIKOVSKY (1840-1893)

Luego de la presentación oficial de la Orquesta a cargo del locutor, Ezequiel

Fautario se dirigió al público provisto de un micrófono agradeciendo su presencia y

también, para realizar un breve comentario sobre las obras comprendidas en el

programa y agradecer la presencia de la directora del Coro Municipal de Tres de

Febrero – Débora Maccarone-, quien acompañó a la orquesta en calidad de organista y

arpista para la obra de Respighi. Después de la tradicional afinación de instrumentos a

cargo del concertino Pablo Sangiorgio, se ofreció una impecable versión de la obertura

de la ópera de Boieldieu, que se representa en muy escasas ocasiones no sólo en

Argentina, sino también a nivel universal. Fue compuesta en 1825 con libreto de

Eugène Scribe sobre temas de novelas de Sir Walter Scott, que incluyen ambientes

típicos escoceses, una heredera desaparecida, un castillo misterioso, una herencia y un

fantasma – el de la dama blanca que vaga en pena por las noches-. Estos elementos del

Romanticismo gótico lograron un gran éxito en su época y fue una de las primeras

óperas que incorporó el elemento fantástico. La obertura posee un carácter festivo, con

elementos que recuerdan a Rossini y Mozart, pero con una orquestación de carácter

beethoveniano, rica en cromatismo, crescendi y pasajes de singular belleza. Pudo

apreciarse una orquesta muy bien afinada y afiatada, con una impecable actuación del

fagotista Facundo Díaz en el contrapunto con las cuerdas y su correspondiente solo, al

igual que los metales. La versión ofrecida fue de alta calidad y valió la pena

compenetrarse con este tipo de composiciones.

El Adagio para violoncello y orquesta P.133 de Respighi data de 1921 y consta de

un único movimiento donde el instrumento solista expone el tema principal junto con la

orquesta mediante un fraseo en contrapunto con el fagot seguido de un pizzicato en


cuerdas. Ezequiel Fautario imprimió su sello característico dirigiendo a la orquesta con

muy buena profundidad y equilibrio sonoros, con una excelente labor por parte de las

maderas, donde todos los solistas instrumentales tuvieron una soberbia actuación. Por su

parte, Leandro Kyrkiris se destacó por su maestría en el dominio del instrumento,

explorando todos sus matices mediante su digitación, fraseo, cascada e interpretación.

Otra obra de gran línea melódica raramente interpretada, que sonó magistral y que se

tradujo en una ovación de aplausos y vítores para los músicos luego de su ejecución.

Compuesta en 1880, la Serenata para cuerdas en Do mayor, op.48 de Tchaikovsky

consta de 4 movimientos: Pezzo in forma di sonatina: Andante non troppo-Allegro

moderato/ Vals: moderato- Tempo di valse/ Elegía: Larghetto elegíaco/ Finale (tema

ruso): Andante- Allegro con spirito. Se estrenó en privado en Diciembre de ese mismo

año y su primera ejecución pública fue al año siguiente en Moscú, bajo la dirección de

Eduard Napravnik. El tema inicial del 1° movimiento actúa como leitmotiv o hilo

conductor, que posteriormente, se repite no sólo al final de dicho movimiento, sino

también, de la obra, otorgándole un carácter cíclico. Bajo la dirección de Pablo

Sangiorgio, la versión ofrecida fue muy compacta, segura, firme, versátil y, al mismo

tiempo, temperamental desde los primeros compases del 1° movimiento, con un muy

buen desempeño de los violines y violas en las dobles cuerdas de la introducción,

mientras que la labor de los violoncellos y las violas se destacó en el cantábile de la

Elegía, de corte netamente rusa, al igual que el vals del 2° movimiento. Sonó muy

equilibrada, con una excelente musicalidad, buen gusto y perfecta marcación de tempi.

Lo mismo sucedió con el tema folklórico que el compositor introduce en el 4°

movimiento, donde el pizzicato en violines sonó en bloque, mientras las violas, cellos y

contrabajos ejecutan la melodía hasta volver al tema de la introducción. Y, como no

podía ser de otra manera, el público estalló en aplausos y vítores hacia el final para

culminar una muy buena labor por parte de los músicos, quienes brindaron una versión

de altísima calidad de esta celebérrima composición.

Las orquestas sinfónicas del conurbano bonaerense son auténticas gemas por

muchos motivos: la calidad de sus integrantes, el repertorio elegido o el ámbito en el

que desarrollan su actividad. Lamentablemente, su labor se ve opacada al no poder

contar con un aparato de prensa lo suficientemente poderoso como para permitir

difundir mucho más la magnífica labor que realizan. Por ende, sólo se las aprecia

cuando se presentan en grandes escenarios. De vez en cuando, no estaría nada mal que

los corresponsales de los grandes medios de comunicación tomen nota de lo que sucede

a menos de 25 kilómetros del centro de la Ciudad de Buenos Aires. Una vez más, el

orgullo bonaerense se hizo presente en una nueva demostración de repertorio y talento.

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