Zoe Zeniodi y la Filarmónica de Buenos Aires durante la interpretación de la Sinfonía Nº 7 en Mi mayor wab 107 de Anton Bruckner. Créditos: Prensa Teatro Colón, fotografía del Mtro. Arnaldo Colombaroli.
BUENAS INTENCIONES
Teatro
Colón, Temporada 2025. Concierto de Abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de
Buenos Aires, Directora: Zoe Zeniodi. Programa: “De Haydn a Bruckner I Mundos
Sinfónicos”. Obras de Haydn y Bruckner. 03 de Mayo de 2025.
NUESTRA OPINION: BUENO.
En el reencuentro con el público luego de su
intervención en el Ballet “Carmen”, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires se
presentó en la sala del Teatro Colón bajo la guía de su nueva titular, Zoe
Zeniodi. Esta oportunidad sirvió para apreciar la respuesta del conjunto a los
requerimientos de la joven directora griega y también, más allá de que anteriormente ha venido a dirigir como
invitada, conocer sus enfoques ante las obras por ella programadas y percibir la reacción del público al final de
cada obra.
A la programación ofrecida se la tituló “De
Haydn a Bruckner I, Mundos Sinfónicos”. Si bien se nos entregó el clásico
programa de mano en el que se percibe claramente el muy buen trabajo de Claudia
Guzmán como editora, la que convocó a Pablo Giannera para los comentarios de
las obras, ya en las primeras páginas se
halló un comentario adicional de la Mtra. Zeniodi explicando porque armó con
las dos obras ofrecidas este concierto
presenciado, sumado que al entrar la misma al escenario al inicio de la velada,
empuñó el micrófono para volver a hablar del tema, dar la bienvenida al público
y, aquí lo más rescatable, solicitarle al soberano que no se aplauda entre
movimientos, lo que afortunadamente se cumplió a rajatabla. Una cosa que se
nota en estos últimos tiempos, es el hecho de que independientemente de los
comentarios que acompañan los programas impresos, a muchos conductores les
encanta hablarle al público. La intención puede ser muy loable, pero habiendo
un comentario y una nota de página de la propia Mtra. Zeniodi explayándose
sobre el concierto, la intervención micrófono en mano es redundante.
Con un orgánico ”de cámara”, integrado por los maestros filarmónicos que más saben del tema,
se abordó la Sinfonía Nº 44 en Mi menor, “Fúnebre”, catálogo Hob I: 44 de Franz
Joseph Haydn. Obra en la que el
compositor no necesitó una extensa introducción, ya que casi de inmediato se
sumerge en el discurso del movimiento de apertura de carácter dramático y
trágico con dos temas de esas características de los que podríamos decir que se
entrelazan entre sí y que grafican una atmósfera “oscura”, de verdadera
despedida. Un vibrante segundo movimiento, el que le da paso al tercero, de
mayor carga dramática, y un final de
tensa resolución. La Orquesta acometió la obra de manera prolija y ajustada
respecto a las indicaciones de la directora, aunque en el balance final se
hubiera preferido una profundización mayor en la interpretación.
Tras el intervalo, se pudo apreciar una
correcta versión de la Séptima Sinfonía Nº 7 en Mi mayor señalada en el
catálogo como Wab 107 en la producción de Anton Bruckner. A lo largo de sus
cuatro movimientos, el compositor respeta su propia estructura la que se
mantiene inalterable a lo largo de las 11 obras que compuso para el género
(tomando en cuenta el ensayo “sinfonía”[ numerado luego como “Sinfonía 00”] y
la propia Sinfonía Nº 0), esto es : Allegro al comienzo con una coda brillante,
un Adagio o un Scherzo que pueden ir en ese orden o al revés como en este caso
y un vibrante final. En esta circunstancia, el adagio adquiere la forma de una
honra fúnebre a modo de despedida a Richard Wagner, del que Bruckner era un
confeso admirador, y que plasmó en dos temas de extenso desarrollo que grafican
orfandad y melancolía ante una pérdida verdaderamente irreparable. En cambio el
scherzo adquiere ribetes vibrantes. Ya
desde el comienzo hay un solo de
trompeta , apoyado por la cuerda grave, que evoca a la Austria campesina, ya
que el tema semeja el canto del gallo, el que vira a un segundo tema de corte
más calmo para retomar luego la idea inicial. El final está compuesto por dos
temas entrelazados expuestos en diferentes variaciones que van conduciendo a un
vibrante cierre con el primer tema.
Llamó mucho la atención que los dos primeros
movimientos fueran expuesto solo de manera correcta y prolija, fundamentalmente
el Adagio que cuenta con tanta carga expresiva. Puede decirse que a partir del
tercer movimiento la interpretación hizo un giro de ciento ochenta grados y de
ahí al final se escuchó a Bruckner como bien lo conocemos. Las ideas y la
esencia de la obra estuvieron presentes. Habrá que ver seguramente como se
relaciona el conjunto con su nueva titular y de que forma el público reciba y
asimile las próximas propuestas.
Donato Decina
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