lunes, 5 de mayo de 2025

 

Zoe Zeniodi y la Filarmónica de Buenos Aires durante la interpretación de la Sinfonía Nº 7 en Mi mayor wab 107 de Anton Bruckner. Créditos: Prensa Teatro Colón, fotografía del Mtro. Arnaldo Colombaroli.



BUENAS INTENCIONES

 

 

Teatro Colón, Temporada 2025. Concierto de Abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Directora: Zoe Zeniodi. Programa: “De Haydn a Bruckner I Mundos Sinfónicos”. Obras de Haydn y Bruckner. 03 de Mayo de 2025.

 

NUESTRA OPINION: BUENO.

 

  En el reencuentro con el público luego de su intervención en el Ballet “Carmen”, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires se presentó en la sala del Teatro Colón bajo la guía de su nueva titular, Zoe Zeniodi. Esta oportunidad sirvió para apreciar la respuesta del conjunto a los requerimientos de la joven directora griega y también, más allá  de que anteriormente ha venido a dirigir como invitada, conocer sus enfoques ante las obras por ella programadas  y percibir la reacción del público al final de cada obra.

 

  A la programación ofrecida se la tituló “De Haydn a Bruckner I, Mundos Sinfónicos”. Si bien se nos entregó el clásico programa de mano en el que se percibe claramente el muy buen trabajo de Claudia Guzmán como editora, la que convocó a Pablo Giannera para los comentarios de las obras,  ya en las primeras páginas se halló un comentario adicional de la Mtra. Zeniodi explicando porque armó con las dos obras ofrecidas  este concierto presenciado, sumado que al entrar la misma al escenario al inicio de la velada, empuñó el micrófono para volver a hablar del tema, dar la bienvenida al público y, aquí lo más rescatable, solicitarle al soberano que no se aplauda entre movimientos, lo que afortunadamente se cumplió a rajatabla. Una cosa que se nota en estos últimos tiempos, es el hecho de que independientemente de los comentarios que acompañan los programas impresos, a muchos conductores les encanta hablarle al público. La intención puede ser muy loable, pero habiendo un comentario y una nota de página de la propia Mtra. Zeniodi explayándose sobre el concierto, la intervención micrófono en mano es redundante.

 

  Con un orgánico ”de cámara”,  integrado por los  maestros filarmónicos que más saben del tema, se abordó la Sinfonía Nº 44 en Mi menor, “Fúnebre”, catálogo Hob I: 44 de Franz Joseph Haydn.  Obra en la que el compositor no necesitó una extensa introducción, ya que casi de inmediato se sumerge en el discurso del movimiento de apertura de carácter dramático y trágico con dos temas de esas características de los que podríamos decir que se entrelazan entre sí y que grafican una atmósfera “oscura”, de verdadera despedida. Un vibrante segundo movimiento, el que le da paso al tercero, de mayor carga dramática,  y un final de tensa resolución. La Orquesta acometió la obra de manera prolija y ajustada respecto a las indicaciones de la directora, aunque en el balance final se hubiera preferido una profundización mayor en la  interpretación.

 

  Tras el intervalo, se pudo apreciar una correcta versión de la Séptima Sinfonía Nº 7 en Mi mayor señalada en el catálogo como Wab 107 en la producción de Anton Bruckner. A lo largo de sus cuatro movimientos, el compositor respeta su propia estructura la que se mantiene inalterable a lo largo de las 11 obras que compuso para el género (tomando en cuenta el ensayo “sinfonía”[ numerado luego como “Sinfonía 00”] y la propia Sinfonía Nº 0), esto es : Allegro al comienzo con una coda brillante, un Adagio o un Scherzo que pueden ir en ese orden o al revés como en este caso y un vibrante final. En esta circunstancia, el adagio adquiere la forma de una honra fúnebre a modo de despedida a Richard Wagner, del que Bruckner era un confeso admirador, y que plasmó en dos temas de extenso desarrollo que grafican orfandad y melancolía ante una pérdida verdaderamente irreparable. En cambio el scherzo adquiere  ribetes vibrantes. Ya desde el comienzo  hay un solo de trompeta , apoyado por la cuerda grave, que evoca a la Austria campesina, ya que el tema semeja el canto del gallo, el que vira a un segundo tema de corte más calmo para retomar luego la idea inicial. El final está compuesto por dos temas entrelazados expuestos en diferentes variaciones que van conduciendo a un vibrante cierre con el primer tema.

 

  Llamó mucho la atención que los dos primeros movimientos fueran expuesto solo de manera correcta y prolija, fundamentalmente el Adagio que cuenta con tanta carga expresiva. Puede decirse que a partir del tercer movimiento la interpretación hizo un giro de ciento ochenta grados y de ahí al final se escuchó a Bruckner como bien lo conocemos. Las ideas y la esencia de la obra estuvieron presentes. Habrá que ver seguramente como se relaciona el conjunto con su nueva titular y de que forma el público reciba y asimile las próximas propuestas.

 

Donato Decina 


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