domingo, 5 de junio de 2022


 

Situación de la Orquesta Sinfónica Municipal

 

La Orquesta Sinfónica Municipal de Mar del Plata es uno de los organismos musicales más antiguos del interior del país. Fue formada inicialmente por los profesores de la Asociación Gremial de Músicos y brindó su primer concierto en el Teatro Odeón el 22 de noviembre de 1945.

Mucho tiempo ha transcurrido desde entonces.

Tuvo su momento de esplendor bajo la dirección del maestro Washington Castro, cuando llegó a contar con unos 90 músicos y era posible abordar cualquier repertorio. Luego de eso comenzó a sufrir un largo y sostenido declive que la lleva hoy a no poder presentarse por carecer del  orgánico mínimo indispensable para abordar el repertorio sinfónico.

Sin embargo, no son sólo esos los problemas que debe padecer, que son referidos a la gestión de los Organismos Artísticos y edilicios.

        

Un orgánico insuficiente

El problema central radica en la falta de cobertura de las plazas que se producen por las vacantes vegetativas: no son cubiertos los cargos del personal que se retira por acogerse a los beneficios de la jubilación.

En lugar de programarlos antes de producirse la baja directamente no son llevados a cabo y las carencias son cada vez mayores, ya el problema se acentúa a medida que transcurre el tiempo por presentarse más vacantes.

Hubo dos etapas de concursos: bajo la gestión de la maestra Susana Frangi, con Mauricio Espil en un cargo de gestión de Organismos Artísticos y en la gestión del intendente Arroyo, con una sustancial demora en la producción de los nombramientos. Al año siguiente hubo numerosas vacantes por jubilación, con lo cual el avance fue relativo.

Pongamos como ejemplo que durante el período en que el maestro Carlos Vieu era director titular   el orgánico de la orquesta era de 49 miembros, con lo cual debían hacerse contrataciones para completar el resto de la dotación según el repertorio a abordar.

Hoy, los cargos faltantes de la orquesta son al menos 16: violín concertino, primer violín de fila, primer violín de fila, segundo violín de fila, viola de fila, contrabajo solista, contrabajo de fila, cello solista, cello de fila, flauta solista, oboe suplente solista, clarinete suplente solista, tercera trompeta, segundo corno, timbal solista, timbal suplente solista.

A ello debemos agregar que en 5 años se jubilarán otros 10 músicos.

Hagamos una simple operación aritmética y dos preguntas: restemos 16 a 49 y a la cifra resultante restémosle 10 más a largo plazo.  ¿Qué obra sinfónica se puede abordar con una formación tan reducida?   Luego viene la pregunta central: ¿Qué se hizo de esos cargos que eran de la dotación de la orquesta?

En este escenario, la inferencia que cobra fuerza es que, directa o indirectamente, se pretende, o al menos se acepta, la disolución de una orquesta que tanto costó formar y que tanto nos ha dado a lo largo de sus setenta y siete años de vida.

Con respecto a los cargos faltantes, fue firmada un acta acuerdo en la que la Secretaría de Cultura se comprometió a llamar a concurso a 3 cargos en marzo (lo cual no se cumplió), 3 en julio y 3 en septiembre y 8 el año próximo.

Aun si el cronograma de cumpliera resulta insuficiente para subsanar el faltante y llevar a la orquesta a una dotación adecuada ya que los cargos son muchos más. Nuevamente se impone la pregunta: ¿Por qué no pueden suplirse con contrataciones directas (como sucedió en la Sinfónica Nacional), previo concurso, si eran cargos que la orquesta ya tenía desde antes?  

 

Una gestión limitada

Otro de los problemas es que el organismo, cuya directora, la maestra María Laura Muñiz, no vive en Mar del Plata, carece actualmente de injerencia en el nombramiento de los directores, que son contratados por 3 meses.

Asimismo, no ha sido cubierto por concurso el cargo de encargado de Organismos Artísticos y, como otros, las funciones inherentes a tal cargo son parcialmente llevadas a cabo por una persona con uso de firma pero sin poder de decisión.

 

Los problemas edilicios

La orquesta desarrolla (o desarrollaba) su actividad en el Teatro Colón, cuyas condiciones edilicias no cubren niveles mínimos para cumplir con la tarea: no hay calefacción y –al menos hasta un tiempo atrás- las condiciones de la instalación eléctrica implicaban una situación de riesgo de una magnitud que significaría que –muy probablemente- una ART no aprobaría tales condiciones.

 

Un patrimonio en peligro

Si nos remontamos no muy atrás en el tiempo, la orquesta venía desarrollando, con todas estas limitaciones, una actividad sostenida con solistas invitados o del medio local (la presencia de Antonio Formaro, uno de los más distinguidos pianistas argentinos es un ejemplo). Con Mardel sinfónico se abrió un espacio de master clases por parte de solistas como Eduardo Vasallo –que interpretó el concierto de Elgar- o Rolando Prusak.

Es esta actividad inmediata y aquella que fue llevada a cabo a lo largo de la historia de la orquesta lo que se encuentra en peligro porque en la línea del tiempo constituye en sí un patrimonio cultural marplatense de naturaleza intangible que debería ser preservado.

Sería muy larga la lista de obras y solistas, nacionales internacionales y locales (como Adrián Cesario que abordó Homenaje a la Seguidilla, de Moreno Torroba), pero baste señalar que con dos conciertos mensuales la actividad era sostenida.

Refieren miembros de la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina haber venido infinidad de veces, exclusivamente para escuchar a la sinfónica de Mar del Plata, cuando actuaa gente como Christine Walevska, Alberto Lysy, Bruno Gelber o el barítono francés Jean Philippe Lafont que en ese entonces comenzaba su carrera, cuando los conciertos de verano se singularizaban por los programas que se ofrecían. Recordemos que el maestro Mario Perusso dirigió en Concierto para Bandoneón , de Piazzolla, con el autor como solista

No se ha sabido aprovechar a directores como Juan Marín Miceli o  Javier Mas, que hoy lleva a cabo una destacada actividad en Italia.   

Son muchos los músicos talentosos que conforman nuestra orquesta y que, en su plenitud profesional, deben sufrir por todas estas circunstancias.

Hay un nivel musical muy elevado en la ciudad y muchos jóvenes que podrían estar cubriendo los cargos vacantes y nutriéndose de la experiencia de los demás. Esta situación no solo significa un padecimiento para quienes están sino una imposibilidad de acceso a quienes podrían estar y la pregunta es ¿qué política cultural puede desear esto?

Se renuevan las “gestiones” y los problemas subsisten ¿a qué se debe? Los hechos parecerían indicar que se debe a que quienes ocupan esos cargos lo hacen con un propósito personal y no con el de trabajar por la cultura.

Los hechos son los que conforman un significado en sí mismo y estos hechos indican que más que solucionar lo que sucede es que estamos, de manera alarmante, frente a un organismo en vías de extinción. 

En una oportunidad al finalizar un concierto el maestro Mario Perusso (que había actuado como director invitado)  destacó el desempeño de la orquesta; al finalizar la presentación, se dio vuelta en el podio y dijo al público: “Ésta es su orquesta, cuídenla”

Es lamentable que las autoridades de cultura, las verdaderas destinatarias de la expresión de deseos del maestro Perusso, no lo hayan escuchado. 

 

 

Eduardo Balestena

Asociación de Críticos Musicales de la Argentina

No hay comentarios:

Publicar un comentario