Ciclo
Grandes Intérpretes
Brillante
recital de Sondra Radvanovsky
Teatro Colón
Martes 5 de Julio de 2022
Escribe: Graciela Morgenstern
Sondra Radvanovsky, soprano
Anthony Manoli, piano
Programa
Giulio Caccini: "Amarilli, mia bella"
Christoph Willibald Gluck: "Paris y Helena": "O del mio dolce ardor"
Francesco Durante: "Danza, danza, fanciulla gentile"
Georg Friedrich Händel : "Giulio Cesare":
"Piangero la sorte mia"
Vincenzo Bellini: "Per pieta, bell’ idol mio"
"La ricordanza"
"Norma":
"Casta diva"
Giuseppe Verdi: "Il trovatore": " Tacea la notte placida…di tale
amor"
"La forza del
destino": "Pace, pace, mio dio"
Giacomo Puccini: "Sole e amore"
"E
l’uccellino"
"Manon
Lescaut": "Sola, perduta, abbandonata"
Giuseppe Verdi: "In Solitaria stanza"
"Perduta ho
la pace"
"Stornello"
Francesco Cilea: "Adriana Lecouvreur": " Io son l'umile ancella"
Umberto Giordano: "Andrea Chenier": " La mamma morta"
Dentro del marco del ciclo Grandes Intérpretes, hizo su muy
esperado debut en el Colón, la soprano norteamericana Sondra Radvanovsky, cantante de fama internacional
con una carrera que ha venido en ascenso constante. Y no es para menos. Su
calidad interpretativa avala esta situación.
El programa fue ecléctico e
interesante. Abarcó canciones y arias italianas de diferentes épocas, partiendo
del siglo XVI y llegando hasta el verismo, y mostró de qué manera se van
sucediendo unas a otras formando un todo coherente. Antes de cada una, la
soprano hizo comentarios sobre las mismas o sobre situaciones personales. Los
mismos fueron realizados con mucha simpatía, que el público supo apreciar.
Aunque fue recibida con aplausos
entusiastas, el recital comenzó de manera tibia, con "Amarilli,
mia bella", de Giulio Caccini, "O del mio dolce ardor", de
Gluck, "Danza, fanciulla gentile", de Francesco Durante, y
"Piangeró la sorte mia", de "Giulio Cesare", de Haendel,
todas ellas vertidas con indudable solvencia técnica.
Pero fue a partir de su impecable versión de "Casta
Diva", de "Norma", que su actuación tomó vuelo, con un registro
extenso y parejo, legato sin fallas, elegancia en el portamento, y canto de
matices extraordinarios, desde los "forte" hasta los
"pianissimi", exhibiendo una amplia gama de recursos vocales, estilísticos
e interpretativos. Así, fue ovacionada en cada una de las obras que interpretó,
incluyendo "Tacea la notte placida", de "Il trovatore", y
una versión excepcional de "Pace, pace, mio Dio", de "La forza
del destino", que dio cierre a la primera parte del programa.
El pianista Anthony Manoli brindó un acompañamiento excelente, sin quiebres
De la misma manera se desarrolló la segunda parte,
comenzando con las canciones "Sole e amore" y "E
luccellino", para terminar el fragmento pucciniano con el aria "Sola,
perduta, abbandonata", de "Manon Lescaut", vertida con
dramáticos acentos.
Tras tres canciones de Verdi, llegó finalmente, al verismo
con "Io son l"umile ancella" de "Adriana Lecouvreur",
y "La mamma morta", aria que según dijo la soprano, fue lo último que
su madre, fallecida en enero pasado, la escuchó cantar. Eso arrancó las lágrimas
de Radvanovsky y la ovación del público.
Ante esta situación, la cantante todavía conmovida,
ofreció, fuera de programa, la "Canción a la luna", de
"Rusalka", de Dvorak, "Vissi d"arte", de
"Tosca", un fragmento de "O mio babbino caro", de
"Gianni Schicchi", para concluir con "Somewhere Over the
Rainbow", de la película "El mago de Oz".
Una artista fascinante que brindó una velada espectacular.
El público dejó el Teatro con el deseo de poder volver a verla en una ópera
completa y con la satisfacción de haber vivido un gran momento.
CALIFICACION: EXCELENTE
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