Concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional con Christian Baldini, Mónica
Ferracani, Juan Pablo Jofré Romairón y Gustavo Mulé
.Orquesta Sinfónica Nacional
.Director: Christian Baldini
.Solistas: Mónica Ferracani,
soprano; Juan Pablo Jofré Romairón, bandoneón; Gustavo Mulé, Violín.
.Sala La ballena Azul, Centro Cultural
Kirchner, 15 de julio, hora 20.
La
Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección del maestro Christian Baldini,
abordó un programa íntegramente dedicado a música argentina, coetánea y contemporánea.
Estrenada en
Sacramento, California y en primera audición en la Argentina, concebida para
orquesta de cuerdas, Ángel apasionado,
de Marta Lambertini -2006- fue la primera de las obras del
programa.
Descansa sobre
una idea muy claramente expuesta en el reportaje que Christian Baldini hiciera a
la autora en la oportunidad de aquel estreno, la obra, inspirada en el Cuarteto nro. 17, K.458, la Caza, de
Wolfgang Amadeus Mozart: por debajo de los elementos más perceptibles del
cuarteto –“de su superficie amable” dice la compositora- hay, latente, una
profundidad a explorar.
La estética de
la que se vale está muy lejos del lenguaje mozartiano: largos fragmentos en
pianísimo a lo largo de toda la cuerda, con una textura por momentos disonante,
plantean un permanente clima de inquietud e indefinición: la música es lo que
se escucha y lo que se sugiere en una atmósfera reflexiva y alusiva, en la cual
la obra original aparece difuminada en un panorama sonoro muy diferente al de
su texto musical.
Marta Lambertini
(1937-2019) fue una reconocida compositora y docente, cuya extensa producción
incluye música de cámara (como el cuarteto Quasares,
óperas, como Alicia en el país de las
maravillas y Oh eternidad, así
como obras orquestales, como Galileo
descubre las cuatro lunas de júpiter, fue Miembro de la Academia nacional
de Bellas Artes.
Una creación y
una escritura actual se nutren del potencial de un opus clásico, de las
impresiones que genera y de la posibilidades de expresar a partir de ese opus
algo que éste contenía y que, al mismo tiempo, iba más allá de él.
El Concierto nro. 1 para bandoneón, violín y
orquesta, de Juan Pablo Jofré
Romairón fue estrenado en esta oportunidad.
Por momentos
evocador de concerto grosso barroco,
por momentos afín a texturas vanguardistas –como el solo de violín que abre el
tercer movimiento-, el concierto es una obra rica y elaborada, que da idea de
una permanente improvisación a partir de motivos. No hay líneas melódicas
extensas ni cerradas sino motivos que pasan de un instrumento a otro: al
comienzo por ejemplo, el bandoneón hace una introducción y el violín toma parte
de ese material pero lo expande, haciéndolo una suerte de entrada para el resto
de la obra. Más que exposición o re
exposición parece tratarse de episodios que se suceden, con comienzo,
desarrollo y fin, luego del cual aparece una secuencia nueva: ésta es
básicamente la forma, término que, en este contexto, se vuelve secundario:
importa el material en sí mismo y no que pertenezca a determinada forma.
La relación
con la orquesta también es múltiple: en algunos lugares ésta se imbrica con los
instrumentos solistas en secciones de fuga y en otros subraya, crea climas. Es
una obra muy precisa porque está dada –básicamente- en intervenciones rápidas,
acentuadas, con el aporte de la percusión y las restantes secciones de la
orquesta. Virtuosa en los instrumentos
solistas lo es también en la textura orquestal.
Se plantea
además la frontera entre los géneros que trae a la memoria la frase del maestro
Washington Castro: “la música es simplemente buena o mala”, es decir, su
cualidad y posibilidades no dependen de que pertenezcan a un género o a otro.
Evocativo del tango, el concierto lo involucra en otros lenguajes.
En suma,
muestra el potencial sonoro de un instrumento –el bandoneón- y su vinculación
con texturas diferentes a las habituales para él, con el otro instrumento
solista y la orquesta.
Juan Pablo
Jofré Romairón es sanjuanino, estudió en la Universidad Nacional de San Juan con Adriana Fernández,
armonía con Horacio Lavaise y análisis musical y canto con Rafael Fernández y
Antonieta Chiappini. Comenzó a tocar el bandoneón en forma autodidacta y
tomando clases con David Molina y de composición con Adrian Rusovich. Fue el
comienzo de una extensa carrera internacional como compositor e intérprete.
Gustavo Mulé,
nacido en Tucumán, es uno de los primeros violines de la Orquesta Sinfónica
Nacional. Inició sus estudios en el Conservatorio Provincial de su ciudad natal
para luego perfeccionarse con Szymsia Bajour, Fernando Hasaj y Daniel Robuschi
entre otros. Ha llevado a cabo una extensa carrera como integrante de distintas
orquestas y del Cuarteto Amigos.
En la
oportunidad abordó una obra de gran exigencia técnica y expresiva para el
instrumento.
La
Sinfonía Don Rodrigo, opus 31ª, de Alberto Ginastera -que no era interpretada desde 1983- ocupó la segunda parte del concierto.
Este opus está
pensado por el autor como una reelaboración de partes de su ópera Don Rodrigo,
con libreto de Alejandro Casona.
Este postulado
–el de concebir una suerte de sinfonía dramática- plantea desde el comienzo la
función narrativa/connotativa de la música: los hechos están dados por la injuria sufrida por Florinda, hija Don
Julián, gobernador de Ceuta, por parte de Don Rodrigo, rey de España y la
venganza consiguiente.
El desarrollo
consta de tres movimientos en cuyo curso, más que una descripción musical de
los hechos, asistimos a una sucesión de climas vinculados a la línea de canto
de la soprano que va refiriendo los sucesos y, más que nada, reflejando sus
sentimientos. Más que una línea definida de canto se trata de una suerte de
recitado que, en determinados momentos, se hace canto, lo que demanda de la
intérprete ya inflexiones graves y desgarradas o una línea que renuncia a la
melodía en favor de la intensidad y del sentido de la letra; ello en una emisión siempre potente y capaz de abrirse
paso ante un nutrido dispositivo orquestal. Mónica Feccarani mostró, de este
modo, la potencia y belleza de su voz.
Se trata así
de una obra muy intensa, intensidad construida en gran parte por las
disonancias, la percusión, los timbres orquestales y el volumen: casi siempre
la sinfonía está articulada en un volumen fuerte, no hay prácticamente lugares
que disipen su tensión, lo que hace que ésta sea acumulativa.
La amplitud en
las baterías de percusión que requiere es un ejemplo de ello: timbales, tam
tan, campanas y otros instrumentos percusivos. No hay una línea melódica ni una
alternancia entre las secciones: más que discurrir el material coexiste y forma
un todo compacto.
En la
conclusión, cuatro juegos de campanas fueron situados en los dos niveles
superiores del final de la sala, dos por piso, lo que produjo, en el momento conclusivo
de redención, un efecto abarcador, expandiendo el ámbito sonoro desde el
escenario a la parte superior de la sala.
Mónica
Ferracani, es profesora de piano y egresada de la carrera de Canto Lírico del
Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, donde se desempeñó como maestra de técnica vocal. Fue laureada en
concursos internacionales, como el Luciano Pavarotti Traviata, en 2000 y
participado en una extensa lista de óperas, en el país y el exterior.
Director de
orquesta y compositor, Christian Baldini estudió dirección orquestal y
composición en la UCA y luego de concluir su maestría y doctorado en las
universidades de Pensilvania y Nueva York fue elegido, entre 91 participantes
de todo el mundo en el Concurso Internacional para Directores de Orquesta de
Salzburgo. Ha hecho desde entonces una destacada carrera internacional como
director y compositor en Europa y Estados Unidos.
En
obras formalmente muy demandantes la orquesta mostró un sonido elaborado,
preciso y sus secciones tuvieron gran ludimiento.
El programa
evidenció el valor del patrimonio musical argentino y fue en sí mismo, una
oportunidad de hacerlo llegar al público: se trata de obras poco o nada
frecuentadas, y la posibilidad de
acceder a ellas es algo altamente auspicioso.
Una vez más
cabe agradecer la gentileza del personal de la Dirección Nacional de Organismos
Estables del CCK.
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