Muy buena actuación del Ballet
Estable del Colón en “SINFONIETTA” y “CARMEN”
AL
DESENFRENADO RITMO DE LA LIBERTAD
Martha
CORA ELISEHT
Debido
a la pandemia de COVID 19, el ballet ha sido uno de los géneros más golpeados y
perjudicados por las medidas sanitarias (distanciamiento social, cantidad
reducida de bailarines sobre el escenario, evitar contacto con la pareja,
etc.). Por dicho motivo, muchas producciones coreográficas debieron
suspenderse, modificar su coreografía o postergarse hasta nuevo aviso.
Finalmente, el pasado jueves 30 de Junio se produjo la reposición de “SINFONIETTA”
de Leoš Janáček (1854-1928) con coreografía de Jíří Kylián y el tan ansiado
estreno de “CARMEN”, basado en la ópera homónima de Georges Bizet (1838-1875)
con fragmentos de música flamenca y coreografía de Alejandro Cervera a cargo
del Ballet Estable del Teatro Colón, dirigido por Mario Galizzi. Participaron
el Coro de Niños y la Orquesta Estable de dicho teatro, dirigidos por César
Bustamante y Javier Logioia Orbe respectivamente, junto con los siguientes
maestros internos: Silvina Perillo (asistente de dirección), Didí Carli
(maestra ensayista); Patrick Delacroix (repositor coreográfico de “SINFONIETTA”);
Milagros Rondanelli y Ariel Caramés (asistentes de coreografía en “CARMEN”).
La
ficha técnica correspondiente a ambos ballets fue la siguiente:
SINFONIETTA
Escenografía y vestuario: Walter Nobbe
Iluminación: Kees Tjebes
Supervisión técnica: Joost Biegelaar
Elenco:
Cecilia Lucero, Beatriz Boos, Milagros Niveyro, Paula Cassano, Rocío Agüero,
Camila Bocca, Caterina Stutz, Luciano García, Francisco Rojas, Nahuel Prozzi,
Jiva Velázquez, Sebastián Bustos, Emiliano Falcone y David Juárez (este último,
en reemplazo de Federico Fernández).
CARMEN
Escenografía: Laura Copertino
Vestuario: Renata Schussheim
Iluminación: Matías Sendón
Proyección de video: Federico Lamas
Elenco:
Lola Mugica (Carmen), Marcone Fonseca (Don José), Dalmiro
Astesiano (Escamillo), Edgardo Trabalón (Lilas Pastia), Milagros
Niveyro (Micaela), David Juárez (Zúñiga), Omar Urraspuru y Julián
Galván (bailaores), Ayelén Sánchez y Rocío Agüero (cigarreras/
Frasquita y Mercedes) y el cantaor Eugenio Romero.
Llama
la atención que esta vez, Mario Galizzi no convocó a los primeros bailarines
para ocupar los roles principales en CARMEN, sino a los solistas y/o
suplentes de primeros bailarines en todas las funciones. También ha sido muy
productivo incorporar un par de números de danza española a cargo de dos
bailarines especializados en flamenco -Omar Urraspuru y Julián Galván-, al
igual que convocar a primeras figuras de la talla de Didí Carli y Silvina
Perillo como maestros ensayistas y preparadores. Fue un placer poder apreciarlas
al término de la función, cuando salieron a saludar en compañía del coro de
niños.
La
genialidad de Alejandro Cervera fue ambientar CARMEN dentro de la época
franquista, donde la mujer estaba sometida a la voluntad del hombre y
prácticamente, no tenía derechos. Tampoco se representa a la protagonista como
una gitana, sino como una cigarrera. Sí se respetan los caracteres típicos del
personaje: una mujer libre, seductora por naturaleza, bella y por sobre todas
las cosas, decidida, que perderá su vida a manos de Don José, quien
representa todo lo opuesto: patria, familia y tradición, dada su condición de
soldado, cuya madre le redacta una carta indicándole que se case con una joven
pura como Micaela. Él perderá su honor, y ella, la vida. Por otra parte,
la obra se abre con un prólogo a cargo del cantaor, quien presenta a los
personajes sobre fondo oscuro, resaltados por un efecto de iluminación. En el
caso de Micaela, el lamento profundo del cantehondo se relaciona
con la imposibilidad de haberle entregado la carta a Don José, ya que ha
sido violada por Zúñiga; a su vez, Don José ha sido degradado
como soldado y perdió su honor por el amor de Carmen; Escamillo, por
perder a su amada y la protagonista, por perder la vida. A continuación, la
Orquesta abre la obra con la célebre Obertura, danzada por la gente del
pueblo. Tras la misma, sigue el cambio de guardia con la presentación del coro
de niños, muy bien preparado y caracterizado. Le siguen el coro de las
cigarreras, la entrada de la protagonista, la pelea en la fábrica de tabaco y
la división en los dos bandos (la Carmencita y la Manuelita) hasta que Carmen
es arrestada y seduce a Don José para dejarla en libertad. En la
escena de la taberna con la música de Chanson bohème, Edgardo Trabalón
se lució como Lilas Pastia en compañía de Ayelén Sánchez y Rocío Agüero,
formando un trío lleno de gracia y plasticidad. Lo mismo sucedió con la dupla
Urraspuru/ Galván, quienes dieron cátedra de danza flamenca sobre el escenario
del Colón. Mientras estos últimos bailaban, se hicieron los cambios de
escenografía -una serie de mesas, formando un sendero para la entrada de Escamillo
con la célebre Canción del Toreador hasta su primer encuentro con Carmen-.
En la escena siguiente, las mesas sirvieron como escudos donde se
refugiaban los distintos personajes relacionados con la protagonista en la Escena
de las cartas -Zúñiga, Micaela, Frasquita, Mercedes, Don José, Escamillo y Lilas
Pastia-, donde se produce el presagio de su muerte. La escenografía de
Laura Copertino y el vestuario de Renata Schussheim fueron muy sencillos, pero
efectivos, al igual que la iluminación; sobre todo, en la escena final, donde
todo se tiñe de rojo, con un efecto especial tras la puñalada fatal a Carmen,
simulando la sangre que emana por la herida, lo cual estuvo sumamente
bien logrado. En cuanto a los protagonistas, Lola Mugica dio vida a una
excelente Carmen. Derrochó gracia, soltura y plasticidad y se llevó
todos los aplausos, al igual que Dalmiro Astesiano como Escamillo. Marcone
Fonseca encarnó a un correcto Don José, demostrando una muy buena
conexión con la protagonista en las escenas principales, pero que quedó algo
deslucido hacia el final. También se lucieron Milagros Niveyro como Micaela y
David Juárez como Zúñiga. Tanto el cuerpo de baile como el Coro de Niños
estuvieron impecables y el público estalló en aplausos.
SINFONIETTA
es un ballet sin argumento compuesto sobre la música original de Leoš
Janáček por encargo del Ballet de Nederlands en 1978, donde participan 7
parejas de bailarines en diferentes números (conjunto, dúos, tríos) siguiendo
los 5 movimientos de la obra (Allegretto, Andante, Moderato, Allegretto y
Andante con moto). Janáček la compuso como obra festiva en 1926, que
representa “el hombre contemporáneo libre, su belleza espiritual y alegría,
su fuerza, coraje y determinación para luchar por la victoria”. La fanfarria
del 1° movimiento presenta un despliegue de movimientos que dominan el
espacio con fuerza y vitalidad, donde Kylián emplea elementos de danza clásica
mezclados con danza contemporánea. Esta característica se mantiene durante toda
la obra formando dúos que se combinan en cuartetos y sextetos. Finalmente, el Andante
con moto retoma el carácter exultante e impetuoso del inicio. En la
presente versión se notó un magnífico trabajo de disciplina por parte del
coreógrafo repositor Patrick Delacroix y del mismo Galizzi, con muy buenas
actuaciones de las 7 parejas de bailarines comprendidas en el elenco. Ninguna
se destacó por sobre la otra, sino que fue una coreografía y un desempeño muy
parejo. La excelente performance de Javier Logioia Orbe al frente de la Estable
permitió que la orquesta se luciera. En lo personal, hacía tiempo que una no
escuchaba esta pieza del gran compositor checo, que sonó de manera brillante y
contundente.
Como
puede apreciarse, la libertad del hombre ha sido el eje temático de este
programa, representada tanto por la música de Janáček como en la figura de Carmen.
En este caso, el Ballet Estable brindó una gran actuación que vale la pena
ver y apreciar, en total desarrollo de la libertad y al ritmo vertiginoso de la
misma.
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