LO NUEVO, LO
INFRECUENTE Y LO VIGENTE
Orquesta
Sinfónica Nacional, temporada 2024. Concierto. Director Invitado: Carlos David
Jaimes. Solista: Lilia Salzano (Piano). Programa: Obras de Figueiras, Saint-Säens
y Tchaikovsky. Auditorio Nacional, 10 de Mayo de 2024.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO
Una nueva
presentación de la Orquesta Sinfónica Nacional tuvo lugar el pasado Viernes 10
del Cte. La Dirección de este concierto le cupo al Mtro. Carlos David Jaimes,
joven conductor quien se desempeña al frente de la Banda Sinfónica de la Ciudad
de Buenos Aires y la participación solista
a cargo de la siempre muy solvente pianista santafesina Lilia Salzano.
En el inicio
se pudo apreciar el estreno mundial de “Durante el Crepúsculo” de Juan Carlos
Figueiras, acaso uno de los más prolíficos compositores de los últimos años,
quien viene estrenando obras con mayor asiduidad. La estructura es muy parecida
a su más reciente estreno, “La Frontera”,
cuya opinión sobre la misma fue vertida en la crónica correspondiente al concierto
celebratorio del trigésimo aniversario de la Orquesta Sinfónica Juvenil
Nacional “Libertador General San Martín” hacia quién fuera dedicada, al igual
que a su titular, Mario Benzecry. Obra de un gran discurso inicial, con una
sección central de corte “camarístico” en donde las maderas tienen un rol
fundamental y una recapitulación del primer tema en donde tanto como al inicio,
la trompeta tiene participación preponderante. Como también ocurre mayoritariamente
en la producción de Figueiras, la obra está compuesta en forma tonal y el público
la recibió gratamente con un cerrado aplauso a modo de rubrica con el
compositor llamado al escenario.
Hay que
reconocerle a Lilia Salzano su capacidad y tesón para preparar obras
lamentablemente poco frecuentadas en los programas de concierto. En esta
oportunidad, la gran intérprete santafesina cautivó al auditorio con una
esmeradísima versión del Concierto para Piano y Orquesta Nº 5 “Egipcio” de
Camille Saint-Säens. El gran creador galo, invitado por la corte del país del
Nilo, halló en la música y en las
maravillas naturales del lugar suma inspiración que logró plasmar en el
pentagrama en el segundo movimiento en donde las inconfundibles melodías del
medio oriente son el vehículo con el cual Saint-Saëns ofrece instantes de suma vibración, expresividad
y magnífico manejo de la paleta orquestal. En tanto los dos movimientos “de
punta” son mucho más reconocibles en
cuanto a los manejos melódicos y la intensidad de su música. Salzano desplegó
un verdadero trabajo de orfebrería tanto en la seguridad de su digitación,
precisión en los ataques, verdaderas sutilezas en el difícil segundo movimiento
y un total entendimiento con el Mtro. Jaimes y la Orquesta, quienes a su vez
brindaron un muy buen acompañamiento. Todo esto se vio coronado con una sostenida
ovación del público entre el cual pudo percibirse la presencia de habitués del
Teatro Colón quienes no siempre concurren a los conciertos del Auditorio
Nacional, lo que habla a las claras de
la importancia que la velada tuvo entre los melómanos de fuste.
Sabido es que es parte fundamental del
repertorio de Lila Salzano la obra pianística de Don Carlos Guastavino. En un
bis no podía estar ausente entonces una obra de este gran creador y fue la
Cantilena Nº 1 vertida por la intérprete con sensibilidad a flor de piel.
La parte final estuvo reservada e la cuarta
sinfonía en fa menor Op. 36 de Tchaikovsky,
la misma que 24 horas más tarde de manera inexplicable también interpretaría la
Filarmónica porteña a 15 cuadras en línea recta en la Usina del Arte. Jaimes
logró una correcto empaste sonoro a lo largo de la obra, sostuvo la tensión obtuvo
muy buenas respuestas en maderas y cuerdas, mantuvo en equilibrio a los bronces
y solo hubo que notar algún desborde de percusión que los propios maestros de
ese sector deberían analizar, si es que hay algún registro disponible. De
cualquier forma la versión fue aceptable y el público se retiró sumamente
conforme luego de este verdadero “Oasis” para el alma.
Donato Decina
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