Presentación de Thomas Hampson y Luca Pisaroni en el
Colón
BARÍTONOS DE PIES A
CABEZA
Martha CORA ELISEHT
El pasado viernes 4 del corriente tuvo
lugar en el Teatro Colón la presentación del espectáculo “NO SE ADMITEN TENORES” (NO TENORS ALLOWED) dentro del Ciclo de Grandes Intérpretes
Internacionales organizado por dicho
coliseo, con la participación de dos de los principales barítonos de la
actualidad: Thomas Hampson y Luca Pisaroni -suegro y yerno en la vida real,
respectivamente-, acompañados por el pianista austríaco Christian Koch.
El programa se dividió en dos
partes: la primera, formada por arias de ópera, y la segunda, por canzonettas napolitanas, arias de
opereta y canciones de comedias musicales de Broadway. Dentro de la primera
parte se ejecutaron las siguientes obras: “Non
piú andrai” y “Hai quá vinta la
causa” de “LAS BODAS DE FÍGARO”, de
Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791); “Madamina,
il catalogo é questo” “Eh, vía bufone” y “Den vieni alla finestra” de
“DON GIOVANNI”; el dúo “Il rival… suoni la tomba” de “I PURITANI” de Vincenzo Bellini
(1801-1835); Intermezzo de “I PAGLIACCI” de Ruggiero Leoncavallo
(1857-1919) y el dúo “Restate” de “DON CARLO” de Giuseppe Verdi
(1813-1901). La segunda parte comprendió
las siguientes obras: Musica proibita, de
Stanislao Gastaldon (1861-1939); Lolita, de
Arturo Buzzi- Peccia (1854-1943); “O
Vatrrland” de “LA VIUDA ALEGRE” de Franz Lehar (1870-1948); “Where is the live that late I led?” de “KISS ME, KATE” de Cole Porter
(1891-1964); “And this is myy beloved” de
“KISMET” de Robert Wright (1914-2005)
y George Forrest (1915-1999); “Somewhere
over the rainbow” de “EL MAGO DE OZ” de
Harold Ailen (1905-1986); “Just another
rhumba” de “A DAMSEL IN DISTRESS”
de George Gershwin (1898-1937); “Roses of
Picardy” del compositor inglés Haydn Wood (1882-1959); “Night and Day”de “THE GAY
DIVORCE” de Cole Porter (1891-1964) y “Anything
you can do” de “ANNE GET YOUR GUN” de
Irving Berlin (1888-1989).
Ambos barítonos visitaron
anteriormente la Argentina, pero ésta era su primera presentación en el Colón.
En el caso de Luca Pisaroni, él mismo narró en un perfecto castellano que
visitó nuestro país por primera vez en 2002 para tomar un curso de
perfeccionamiento por dos años. Y Thomas Hampson ofreció en 2007 un recital en el
Teatro Coliseo –hay que recordar que el Colón estaba cerrado por refacciones y
remodelación para esa fecha- , donde cautivó con su maestría y sus prodigiosas
cualidades vocales al público argentino. Ambos demostraron no sólo ser dos
excelentes barítonos de consabida fama mundial en escena, sino también dos showman sobre el escenario, donde
interactuaron todo el tiempo entre sí y con el pianista Christian Koch, que se
reveló como un extraordinario pianista acompañante. A este último se lo pudo
apreciar como solista en el Intermezzo de
“I PAGLIACCI” y en “Somewhere over the rainbow”, donde se
desempeñó como un magnífico intérprete. Un pianista con mayúsculas.
Quien abrió el recital fue Luca
Pisaroini con la célebre aria de Fígaro en
“LAS BODAS DE FÍGARO” de Mozart. No sólo es un excelente bajo- barítono,
sino un muy buen actor. Cuando interpretó el aria de Leoporello (“Madamina, il catalogo é questo” de “DON GIOVANNI”) interactuó dando y
besando las manos de las damas que estaban sentadas en la primera fila de la
platea (tanto rubias como castañas, biondas
é brunas) y se ganó el cariño del público. Posee una voz más joven y
fresca, pero muy bien colocada, mientras que la de Thomas Hampson es más
aplomada y madura. No obstante, este último aún posee una excelente coloratura,
que se caracteriza por ser todavía ágil –cualidad que se pierde a medida que
avanza la edad-. Y ambos lograron unas versiones magistrales de los dúos de I PURITANI (“Il rival… Suoni la tomba”) y
de DON GIOVANNI “(eh via bufone”). Pero
el plato fuerte de la noche fue el dúo de DON
CARLO (“Restate”) entre Moya (Thomas
Hampson) y el Rey Felipe II (Luca Pisaroni), logrando una profundidad de sonido
y vocalización característicos del mencionado drama verdiano. Hampson se lució
como Don Giovanni en “Den vieni alla finestra”, donde hizo
gala de su maestría habitual. Puede que haya gritado un poco en su
interpretación del Conde de Almaviva
(“Hai giá vinta la causa”), pero quien lo ha escuchado en grabaciones
previas y en las transmisiones del Metropolitan en HD se da cuenta que su
voz posee la misma característica.
Probablemente, se deba más a un tema de temperamento apasionado que a una
ligera deficiencia vocal. No se pueden negar sus magníficas dotes histriónicas
y su impecable línea de canto, que persisten con el correr del tiempo –tiene 64
años, mientras que Pisaroni, 42-. El público respondió con un aplauso sostenido
y numerosos vítores.
Al igual que en la primera parte del
concierto, Luca Pisaroni abrió la segunda parte
interpretando dos canciones populares italianas: Musica proibita de Stanislao Gasdtaldon y Lolita, de Arturo Buzzi- Peccia. La primera corresponde al canto de
una niña, a quien su madre le prohíbe entonar una canción de amor que un chico
le dedica a modo de serenata, mientras que la segunda es una canción española.
El barítono italiano hizo gala de sus
excelentes cualidades vocales y dotes histriónicas, logrando una gran
interpretación. Acto seguido, Thomas Hampson encarnó al Conde Danilo en “O Vaterland”
de LA VIUDA ALEGRE, caracterizado
por estar siempre borracho. Lo hizo con su habitual maestría y dominio
escénico, haciendo alarde de su capacidad actoral. Y siguió con el primer
número de las numerosas canciones de comedia musical incorporadas en esta
parte: “Where is the life that late I
led?” de “KISS ME, KATE”,
compuesta por Belia y Samuel Spewack con música de Cole Porter. Está basada en
“La Fierecilla domada” de Shakespeare
y hace alusión a la vida que llevaba Petruchio antes de casarse con Catalina. El
público acompañó su interpretación con un cálido aplauso, tras el cual el
recital continuó con el dúo de KISMET
“And this is my beloved”, basado en el Cuarteto
para cuerdas n° 2 de Alexander Borodin. Ambos lograron una soberbia
compaginación, que fue muy aplaudida por el público. Posteriormente a la
estupenda interpretación en piano de “Somewhwre
over the rainbow”, Thomas Hampson continuó con una célebre canción inglesa:
Roses of Picardy, compuesta en 1916
por Haydn Wood con letra de Frederick Weatherly. Era la canción de los soldados
británicos que iban a combatir al continente durante la Primera Guerra Mundial
y adquirió gran popularidad. Según opinión personal de quien escribe, fue la
mejor interpretación de Hampson –previa a los numerosos bises luego del recital- en esta segunda parte. Seguidamente, Luca
Pisaroni brindó una magnífica versión de “Just
another rhumba” de Gershwin, luciéndose vocal y actoralmente. El recital
culminó con dos dúos: la célebre Night
and Day de Cole Porter y Anything you
csn do de Irving Berlin. No sólo fueron
versiones de gran calidad, sino que en esta última Thomas Hampson ofreció un
cierre con falsete que fue magistral.
La ovación fue total y se puede decir que comenzó la tercera parte del recital,
compuesta por cinco bises. Comenzó Luca Pisaroni –dirigiéndose al público
en un perfecto castellano y sintiéndose un privilegiado por haber cantado sobre
el escenario del Colón- quien, tras haberse metido en el bolsillo al público,
cantó un aria que está reservada habitualmente a los tenores: Mamma, de Bixio. Lo hizo con su
impecable línea de canto y lo siguió
Thomas Hampson con otro clásico de Cole Porter: Begin the Beguin, que fue interpretada con su habitual maestría y
que –al igual que en la mencionada canción de Berlin- remató también con un
contundente falsete, que hizo
ovacionar al público.
A continuación, Luca Pisaroni
ofreció una excelente versión de “La
calunnia é un venticello” de EL BARBERO DE SEVILLA de Rossini.
Christian Koch demostró una vez más sus excelentes dotes de pianista
acompañante, mientras que Pisaroni hizo gala de una coloratura magnífica y fresca, que sorprendió al
auditorio. Le siguió Thomas Hampson en el aria “Pietá, rispeto, amore” de MACBETH,
de Verdi, donde se lució en la interpretación del personaje shakesperiano
como barítono dramático. Fue de un nivel de excelencia vocal y actoral y se
retiró ovacionado. Y, cuando todos pensaron que los bises se habían terminado, los intérpretes y el pianista regresaron
al escenario para cerrar con el dúo de Pasquale
y Malatesta de DON
PASQUALE, de Gaetano Donizetti, que será recordado como un auténtica
lección de bel canto: magnífica
interpretación, una coloratura versátil, dinámica y ágil por parte de ambos,
pero lo más sorprendente es que a pesar de ser un barítono dramático, Thomas
Hampson aún conserva estas cualidades. Y desde el punto de vista actoral, sublime. Hasta tal punto, que el Colón se vino abajo en
aplausos y vítores una vez más y tuvieron que repetir los últimos treinta
compases finales de la mencionada aria.
A diferencia de otros recitales
donde hubo poco canto y mucho relleno orquestal –o también, por parte del
acompañante-, esta vez se trató de un auténtico recital ofrecido por dos voces
prodigiosas, que una pudo apreciar en todo su esplendor. Dos barítonos de pura
cepa y de pies a cabeza, que brillaron sobre el escenario del Colón.
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