Muy buena actuación del Coro Polifónico junto a artistas de otras disciplinas en el
Palacio Sarmiento
UNA PROPUESTA INNOVADORA, PLURAL E INTERESANTE
Martha CORA ELISEHT
La historia y la vida del pueblo gitano han sido siempre motivo y fuente de
inspiración de numerosos artistas, tanto escritores como poetas y compositores. Esto
motivó a la Dirección Nacional de Elencos Estables a organizar un espectáculo que
reúne diferentes disciplinas (canto, danza, música y actuación) denominado “POR
PATRIA, EL UNIVERSO” basado en obras donde los gitanos son protagonistas, que
tuvo lugar en el Auditorio Nacional del Palacio Domingo F. Sarmiento el pasado
miércoles 23 del corriente, que contó con la dirección musical de Fernando Tomé y la
participación de los siguientes artistas: Juan Gil Navarro (actor), Claudio Santoro y
Lorena Eckell (piano); Néstor Spada, Yanina Martínez, Naty López y La Ruví
(bailarines), el Coro Polifónico Nacional y el Coro Nacional de Niños, dirigidos por
Fernando Tomé y María Isabel Sanz respectivamente, más la presencia de los siguientes
solistas: Dolores Ibarra (soprano), Laura Domínguez y María Luisa Merino Ronda
(mezzosopranos), Sebastián Russo y Norberto Miranda (tenores) y Marcelo Iglesias
Reynes (barítono). La puesta en escena y dramaturgia estuvieron a cargo de María
Concepción y María de la Paz Perré sobre el Romancero Gitano de Federico García
Lorca.
El programa comprendió las siguientes obras:
- Zigeunerleben (Vida de Gitano), Op.29, n°3, para coro y piano- Robert
SCHUMANN (1810-1856)
- “Los gitanos comen queso” (coro de niños y piano)- Zoltan KÓDALY (1882-
1967)
- Danzas húngaras n°1, n°3 y n°5 (para piano a 4 manos)- Johannes BRAHMS
(1833-1897)
- Coro inicial de gitanos de “ALEKO”- Sergei RACHMANINOV (1873-1943)
Coro de gitanos y toreros del 3° acto de “LA TRAVIATA”- Giuseppe VERDI
(1813-1901)
- Coro de gitanos de “IL TROVATORE”- Giuseppe VERDI (1813-1901)
Ante una sala prácticamente colmada de público -dentro del cual hubo muchos
chicos, con motivo de ser un espectáculo gratuito para toda la familia ofrecido en
vacaciones de invierno-, el Coro Polifónico Nacional hizo su presentación acompañado
por el pianista Claudio Santoro y su director -Fernando Tomé- para brindar una muy
buen versión de Vida de Gitano, Op.29 n°3 de Schumann, donde la coreuta Laura
Delogu se lució en los toques de instrumentos de percusión tales como la pandereta y el
triángulo para que las melodías tuvieran ese toque gipsy. Es un ciclo de 11 canciones
compuestas en 1840 para coro y piano sobre textos de E. Geibel, donde Juan Gil
Navarro recitó un parlamento entre cada una de las melodías (¡Eh, gitano! Pulsa las
cuerdas/ Rema, torrente/ ¿Saben cuándo mi niña es hermosa? / Dios mío, tú sabes/ Un
joven moreno me invita a bailar/ Tres rositas en fila/ A veces, piensas/ Oye al viento
quejarse en las ramas/ Nadie a mi alrededor me tiene en cuenta/ La luna oculta su
rostro/ Pasan rojas nubes antes del atardecer). El coro estuvo muy bien preparado, con
un perfecto equilibrio entre las cuatro voces y poniendo énfasis en los matices de las
melodías más románticas y dramáticas. Por otra parte, Juan Gil Navarro también
permitió que entraran los bailarines en ciertos y determinados momentos para ilustrar el
ciclo de canciones. El acompañamiento al piano de Claudio Santoro fue magistral y la
versión fue muy bien recibida por el público.
Seguidamente, el Coro Nacional de Niños ofreció una interpretación impecable
de una obra sumamente difícil como Los gitanos comen queso de Kódaly. No sólo
descolló por el equilibrio perfecto de las voces, sino también por la estupenda dirección
de María Isabel Sanz, quien una vez más demostró su maestría al frente de la
agrupación, que se retiró sumamente aplaudida y vitoreada por el público. Luego,
Claudio Santoro y Lorena Eckell brindaron una selección de las célebres Danzas
Húngaras de Brahms (n°1 en Sol menor, n°3 en Fa mayor y n°5 en Fa sostenido menor)
para piano a 4 manos. Cuando el genio de Hamburgo las compuso entre 1869 y 1879, su
versión original era para piano a 4 manos y, posteriormente, algunas se orquestaron
(n°4, 5, 6 y 10) mientras que las 10 últimas fueron transcriptas solamente para piano y
hubo un cambio de tonalidad en la orquestación respecto de la tonalidad original para
piano -en el caso particular de la célebre n°5, la versión orquestal es el Sol menor-. Por
tratarse de melodías tan célebres, el público las reconoció y las recibió de muy buen
grado coronando con numerosos aplausos la labor de ambos intérpretes.
A continuación, Juan Gil Navarro puso su voz entonando poemas del
Romancero Gitano de Federico García Lorca para permitir la entrada de Claudio
Santoro y Fernando Tomé para iniciar la segunda parte del concierto con el coro inicial
de los gitanos de la ópera ALEKO, compuesta en 1892 como ejercicio final de
graduación en el Conservatorio de Moscú con libreto de Vladimir Nemirovich-
Dánchenko. Basada en el poema Los gitanos de Alexander Pushkin, es la primera de
los tres aportes que Rachmaninov hizo a la lírica y se estrenó con gran éxito en Moscú
en 1893. Pese a que se representa escasamente, la melodía es bellísima y la parte del
coro es un canon iniciado por las voces femeninas – sopranos y contraltos- que luego,
es repicado por las masculinas -barítonos y tenores-. En la presente versión, hubo un
muy buen equilibrio vocal y una perfecta marcación por parte del director, con un gran
acompañamiento por parte del pianista. El público estalló en aplausos tras su
interpretación.
Posteriormente, los bailarines flamencos entraron al ritmo de las sevillanas para
introducir al público en la siguiente obra: una selección de fragmentos de CARMEN de
Bizet, con los siguientes solistas: María Luisa Merino Ronda (Carmen), Sebastián
Russo (Don José), Dolores Ibarra (Frasquita), Laura Domínguez (Mercedes), Marcelo
Iglesias Reynes (El Dancairo) y Norberto Miranda (El Remendao). Se comenzó con el
célebre coro de los contrabandistas del 3° acto, seguido por la consabida Habanera,
donde la mezzosoprano hizo juego de seducción junto al resto de los solistas y los
bailarines. Se la apreció muy bien en los agudos, pero no tanto en las notas más graves.
En cambio, en el aria final del 2° acto (“Là- bas, là- bas sûr la montagne”) se la pudo
escuchar en toda su plenitud. Excelente desempeño de Sebastián Russo como Don José,
con un perfecto acompañamiento del resto de las voces solistas y el coro, mientras Juan
Gil Navarro y el conjunto de bailarines encabezados por Néstor Spada proporcionaron
salero y color al espectáculo. Con una perfecta dramaturgia a cargo de las hermanas
María Concepción y María de la Paz Perré, los artistas brillaron sobre el escenario del
Auditorio Nacional. Sólo permanecieron sobre el escenario Laura Domínguez y
Marcelo Iglesias Reynes para encarnar a Flora y al Marqués en el Coro de las gitanas y
los Toreros del 3° acto de LA TRAVIATA, donde el Polifónico tuvo un perfecto
desempeño bajo la dirección de Fernando Tomé y el acompañamiento al piano de
Claudio Santoro. Independientemente de la actuación de Laura Delogu como
percusionista, las bailarinas brindaron los golpes de percusión con el zapateo. Néstor
Spada se lució como el torero Piquillo con una coreografía de baile flamenco. Alumno
de José Zartmann -a quien una supo apreciar sobre el escenario del Colón junto al
inolvidable Ángel Pericet y sus hermanas-, hizo honor a las enseñanzas de su maestro y
estuvo muy bien acompañado por las bailarinas. Para cerrar la presente función, se
eligió el celebérrimo Coro de los Gitanos que abre el 2° acto de IL TROVATORE, de
Verdi, donde los bailarines marcaron los golpes de percusión con las castañuelas y el
zapateo. La interpretación del Polifónico fue magistral y Laura Delogu volvió a lucirse
con los golpes de triángulo y los clásicos yunques característicos de este famoso
segmento de la ópera. El público deliró hasta tal punto, que hubo que bisarlo luego de
su interpretación. Aquí, Fernando Tomé invitó a participar al público con palmas en los
golpes de yunques. Luego del bis, todos los artistas se retiraron ovacionados en medio
de un sinfín de aplausos y vítores.
No sólo ha sido una propuesta innovadora, multidisciplinaria e interesante, sino
también un espectáculo de muy alto nivel. Si bien no ha sido un concierto didáctico,
actuó como si lo fuera y esto es sumamente importante a la hora de formar nuevos
públicos. En el caso particular de los chicos, un concierto temático y una invitación
entretenida -e inteligente- para acercarlos tanto al mundo de la ópera como de la música
clásica.
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