sábado, 19 de julio de 2025

 Excelente presentación del Trío del Este en el Salón Dorado del Teatro Colón


DIGNOS GANADORES POR MÉRITO PROPIO


Martha CORA ELISEHT


Recientemente galardonado como mejor Grupo de Cámara correspondiente a la

Temporada 2024 de la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina, el Trío del

Este sigue cosechando éxitos y presentándose en diferentes escenarios. Esta vez, la

agrupación integrada por Sebastián Masci (violín y viola), Alicia Belleville (piano) y

Matías Thicourel (clarinete y clarinete bajo) se presentó en el Salón Dorado del Teatro

Colón el pasado miércoles 16 del corriente para ofrecer el siguiente programa:

- Trío para viola, clarinete y piano en Mi bemol mayor, K. 498 (“Kegelstatt”)-

Wolfgang A. MOZART (1756-1791)

- “Invierno Porteño” y “Primavera Porteña” de “Las Cuatro Estaciones

Porteñas” (arreglo: José María BRAGATO)- Astor PIAZZOLLA (1921-1992)

- Suite para violín, clarinete y piano- Alexander ARIUTUNIAN (1920-2012)

Debido a que no se entregan programas de mano en los conciertos que tienen

lugar en el Salón Dorado, Sebastián Masci actuó como presentador anunciando las

obras y brindando una breve reseña sobre las mismas.

En el caso del Trío para viola, clarinete y piano en Mi bemol mayor de Mozart,

el nombre Kegelstatt hace alusión al callejón donde circulan los bolos para derribar los

palos. Mozart ya había compuesto los 12 dúos para corni di bassetto (K.487) mientras

estaba jugando a los bolos en 1786 y luego, añadió este trío, denominado originalmente

“Ein Terzett für Klavier, Viola und Klarinett”, pero no existen evidencias que

demuestren que Mozart le haya puesto ese subtítulo, sino que fue obra de editores

posteriores. Sí se sabe que está dedicado a Franziska Jacquin (1769-1850), amiga y

discípula del compositor, quien se mostraba muy satisfecho por los progresos de su

alumna como pianista. En aquella época, el clarinete era un instrumento prácticamente

nuevo y existían muy pocas obras compuestas para el mismo, de modo que contribuyó a

ampliar el repertorio. Posee 3 movimientos: Andante/ Menuetto/ Allegretto, donde los

músicos lograron un muy buen sonido desde los primeros compases del movimiento

inicial. Cada uno se lució -tanto de manera individual en sus variaciones y solos como

en ensamble- logrando un sonido compacto y envolvente. En el caso particular de

Sebastián Masci, era la primera vez que tocaba la viola en vez del violín y lo hizo muy

bien, merced a un excelente fraseo y ejecución de pasajes. El menuetto central sonó de

manera elegante y precisa, mientras que Matías Thicourel tuvo un excelente desempeño

al inicio del allegretto final, seguido en viola por Sebastián Masci. Mientras el piano

lleva la base rítmica, el clarinete y la viola llevan la melodía. Finalmente, mediante una

serie de variaciones a cargo de cada uno de los instrumentos, los tres suenan al unísono

mediante una coda que deja fascinado al oyente. Tras su interpretación, el público entró

a aplaudir calurosamente.


A continuación, se escucharon dos fragmentos de Las Cuatro Estaciones Porteñas

de Astor Piazzolla: Invierno Porteño y Primavera Porteña, donde Matías Tchicourel

realizó una transcripción para clarinete bajo (clarón) del célebre arreglo del

violonchelista José María Bragato -quien, a su vez, integró el ensamble que conducía

Astor Piazzolla- al mejor estilo del célebre dúo formado por el compositor marplatense

con el saxofonista Gerry Mulligan en los años ’70. En este caso, este arreglo para

clarinete bajo -en reemplazo del violoncello- permitió brindar una textura diferente.

Unido esto a los excelentes glissandi y resolución de cadencias de Alicia Belleville

llevando la melodía en piano mientras el violín da la métrica rítmica en Invierno

Porteño, el clarinete bajo ofrece un magnífico contrapunto. El solo de Matías Tchicourel

fue sublime, mientras Sebastián Masci se distinguió por su maestría como violinista. Y,

en el caso de Primavera Porteña, la entrada al unísono fue perfecta, aunque el violín

solista posee un predominio de matices sonoros. El clarinete bajo brinda los graves

mientras el violín solista desarrolla la fuga inicial. En la parte central de la pieza, el

clarinete bajo lleva la melodía, seguido por el violín y el piano. Los instrumentos

desarrollan sus respectivas variaciones antes de la fuga final al unísono, que sonó

auténticamente piazzoliana. El impecable fraseo de Sebastián Masci -un consabido

intérprete de este repertorio- lo hizo posible y el Salón Dorado estalló en aplausos.

Alexander Ariutunian fue un compositor armenio muy prolífico, que escribió

numerosos conciertos para instrumentos de viento, un concierto para violín y orquesta y

numerosa música de cámara. Adquirió fama tras haber ganado el Premio Stalin en 1949

por su cantata Tierra Madre (Motherland), entre numerosos galardones. Su Suite para

violín, clarinete y piano data de 1992 y está dedicada al Trío Vernier. Posee 4

movimientos: Introducción (Lento)/ Scherzo (Allegretto giocoso) / Diálogo (Lento) y

Finale (Sincopado), donde los movimientos lentos se caracterizan por una inmensa

profundidad sonora, mientras que los rápidos se basan en temas folklóricos armenios.

La interpretación se caracterizó por tener entradas muy precisas, con perfecta ejecución

de los glissandi y trinos por parte del clarinete y del piano, mientras que el violín se

caracterizó por pasajes de un fraseo impecable. El 1° movimiento se inicia desde las

notas graves del piano, seguido por el violín, que toma la melodía. El arabesco inicial a

cargo del clarinete es de carácter oriental, con mucha influencia de la música rusa de

fines del siglo XIX -principalmente, Ippolitov- Ivanov, con pasajes que evocan su

Rapsodia Armenia-. La melodía del 2° movimiento es muy alegre y ricamente

elaborada, mientras que en el 3° (Lento), el violín y el clarinete ejercen un excelente

contrapunto, que desemboca en la síncopa a cargo del piano que marca el inicio del 4°

movimiento. Dicha melodía también es de corte netamente oriental y es tomada por el

violín y el clarinete, quienes protagonizan el 3° movimiento mediante un diálogo en

canon donde se vuelve al tema del Lento inicial para culminar en una recapitulación de

la mencionada síncopa. La maestría y la calidad de los integrantes del Trío del Este se

vio reflejada en esta hermosa obra, que tuvo una ovación de aplausos y vítores luego de

su interpretación. Y, a pesar de que se había acabado el tiempo y los músicos tenían que

cumplir estrictamente el horario por otros compromisos artísticos, hubo tiempo para

ofrecer un bis: una selección de La invitación al castillo, de Francis Poulenc, compuesta

en 1947 como música incidental para la comedia homónima de Jean Anouhil. Una

versión de muy buen gusto y gran jerarquía interpretativa, que también fue muy

aplaudida.


En un contexto difícil para la música de cámara por cierre de espacios para su

difusión y falta de apoyo económico, el hecho de organizar este tipo de actividades con

intérpretes de alta calidad y primer nivel hace que el público se interese y descubra este

vastísimo repertorio, tan o más importante que el sinfónico convencional. Por otra parte,

permite la formación de nuevo público mediante conciertos breves -menores a una hora

de duración-. En este caso, con los ganadores de un premio recientemente obtenido por

mérito propio.

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