lunes, 21 de julio de 2025

 

Freddy Varela Montero, brillante solista del Concierto para Violín y Orquesta Nº 2 de Serguei Prokofieff. Créditos:Prensa Teatro Colón imagen estupendamente capturada por Juanjo Bruzza.


SIN FASTUOSOS OROPELES PERO MUY EMOTIVO

 

Teatro Colón, temporada 2025. Concierto celebratorio del centenario de la Orquesta Estable del Teatro Colón, Director: Erik Nielsen. Solista: Freddy Varela Montero (violín). Programa: Obras de Beethoven, Prokofieff y Schumann. 20 de Julio de 2025.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  Finalmente, y ante la cancelación de la gran gala que debió celebrarse el 25 de Mayo pasado, uno de los organismos estables del Teatro Colón, como lo es su Orquesta, brindó un concierto sinfónico bajo la dirección del maestro Erik Nielsen, quien como se sabe concertó de manera impecable el reciente estreno de “Billy Budd” de Britten. Sin introducciones, ni palabras oficiales, ni siquiera una voz en Off que hiciera referencia a la historia del mencionado cuerpo, tan solo el mensaje que se ve en los programas de mano del Equipo Directivo del Teatro. Tampoco hubo presencia de funcionarios de alto rango, realmente una verdadera pena. También hubo ausencia de obras argentinas. Da la Impresión de que Juan José Castro (Puntal en la Municipalización del Teatro y de la creación de la Orquesta), Héctor Panizza (a quién se le tributa homenaje este año) y Alberto Ginastera (Quién compuso encargos para el Colón) no han sido tenidos en cuenta para esta importante ocasión. De todas maneras hubo música de la buena y por estupendos intérpretes.

 

  Fue sumamente bienvenida y también oportuna la inclusión para la apertura del concierto de la obertura “La Consagración de la Casa”, del Op. 124 de Ludwig Van Beethoven.  Esta pieza, compuesta para la reinauguración del teatro Josephstadt de Viena, formó parte de la música incidental para la obra del mismo nombre, trabajo similar a otros que el genio de Bonn efectuó para la escena teatral. Aquí se percibe nítidamente el lenguaje musical del periodo creativo final, ese que ha ejercido influencia en Schubert, Mendelsohn y Schumann entre otros. Se ha encontrado en el Maestro Nielsen a un intérprete de fuste, imbuido por completo en el estilo y claro y preciso en sus gestos para que la Estable respondiera a sus requerimientos. Más allá de algunas pequeñas imprecisiones al inicio, el fondo de la obra estuvo siempre presente.  Valió la pena el rescate de esta página tan poco frecuentada.

 

  Llamó la atención, aunque no es la primera vez que ocurre, que Freddy Varela Montero además de ser el solista del programa ocupara la posición de Concertino en las obras de “punta”. Para poder asumir la interpretación del Concierto para Violín y Orquesta Nº 2 en Sol menor del Op.63  de Serguei Prokofieff delegó la posición en su segunda, Natalia Shishmonina.  Prokofieff encaró la composición de esta obra tras regresar a la Unión Soviética en 1930  luego de su estancia en Estados Unidos. Es una obra de escritura compleja con desafíos para el solista, fundamentalmente técnicos. Un largo discurso basado en la melodía de inicio es el que enmarca al primer movimiento, mientras que una melodía de expansivo lirismo envuelve por completo al segundo y un final dinámico con recursos de percusión llamativos (castañuelas por ejemplo) enmarca el tercero. Freddy Varela Montero dio sobradas muestras de crecimiento interpretativo desde su primer ataque en la obra. Seguro, expresivo y con un formidable despliegue en el segundo movimiento a lo que se sumó su permanente conexión con el Maestro Nielsen y sus compañeros, llegando a un contundente remate en el movimiento final. Nielsen estuvo atento a cada detalle y los músicos respondieron acabadamente en el acompañamiento. La sostenida respuesta del público dio lugar a un bis magníficamente elegido. Con la asistencia del propio Maestro Nielsen (quién ha sido arpista de la Karajan Akademie de Berlín) efectuaron en homenaje al maestro Carlos Pessina (Primer Concertino de la Orquesta) la versión para Violín y Arpa de la Meditación de “Thais” de Massenet en la que el gran maestro argentino descollara. Fue un momento muy emotivo y sentido en el que ambos intérpretes, además de cumplimentarse a la perfección, entregaron lo mejor de sí mismos, ganándose la merecida ovación del público.

 

  Finalmente para el cierre, el Maestro Nielsen eligió la Sinfonía Nº 3 en Mi bemol mayor, Op. 97 “Renana” de Robert Schumann, tal vez una obra que no estaría en los planes de muchos al no ser de final espectacular para una celebración como ésta, pero que si cuenta con una gran luminosidad en su cierre. Aquí debo consignar una vez más la impecable marcación, pero agregar también detalles de fraseo que lamentablemente se ven con muy poca frecuencia, por lo que el maestro no hace más que resaltar pasajes fundamentales de la página en los que muchos no parecen brindarle adecuada atención. Fue una versión intima, despojada de detalles efectistas y que tuvo muy buen remate justamente ahí en donde hacía falta. Tempi exacto y discurso plenamente sostenido. El aplauso genuino del público, al que se sumó el de los propios Maestros de la Orquesta dio la prueba exacta de la calidad de la versión. El final, marcó la despedida del Maestro Ruben Albornoz como Oboísta titular del conjunto. Si bien se dejó entrever que puede ser llamado a reforzar al organismo, se lo extrañará en sus siempre impecables intervenciones.

 

  Más allá de que un aniversario tan significativo merecía un marco acorde, este concierto marcó la potencialidad que la Estable es capaz de brindar.

 

Donato Decina 


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