Freddy Varela Montero, brillante solista del Concierto para Violín y Orquesta Nº 2 de Serguei Prokofieff. Créditos:Prensa Teatro Colón imagen estupendamente capturada por Juanjo Bruzza.
SIN FASTUOSOS
OROPELES PERO MUY EMOTIVO
Teatro Colón,
temporada 2025. Concierto celebratorio del centenario de la Orquesta Estable
del Teatro Colón, Director: Erik Nielsen. Solista: Freddy Varela Montero (violín).
Programa: Obras de Beethoven, Prokofieff y Schumann. 20 de Julio de 2025.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO
Finalmente, y ante la cancelación de la gran gala que debió
celebrarse el 25 de Mayo pasado, uno de los organismos estables del Teatro
Colón, como lo es su Orquesta, brindó un concierto sinfónico bajo la dirección del
maestro Erik Nielsen, quien como se sabe concertó de manera impecable el
reciente estreno de “Billy Budd” de Britten. Sin introducciones, ni palabras
oficiales, ni siquiera una voz en Off que hiciera referencia a la historia del
mencionado cuerpo, tan solo el mensaje que se ve en los programas de mano del
Equipo Directivo del Teatro. Tampoco hubo presencia de funcionarios de alto
rango, realmente una verdadera pena. También hubo ausencia de obras argentinas.
Da la Impresión de que Juan José Castro (Puntal en la Municipalización del
Teatro y de la creación de la Orquesta), Héctor Panizza (a quién se le tributa homenaje
este año) y Alberto Ginastera (Quién compuso encargos para el Colón) no han
sido tenidos en cuenta para esta importante ocasión. De todas maneras hubo
música de la buena y por estupendos intérpretes.
Fue sumamente
bienvenida y también oportuna la inclusión para la apertura del concierto de la
obertura “La Consagración de la Casa”, del Op. 124 de Ludwig Van
Beethoven. Esta pieza, compuesta para la
reinauguración del teatro Josephstadt de Viena, formó parte de la música
incidental para la obra del mismo nombre, trabajo similar a otros que el genio
de Bonn efectuó para la escena teatral. Aquí se percibe nítidamente el lenguaje
musical del periodo creativo final, ese que ha ejercido influencia en Schubert,
Mendelsohn y Schumann entre otros. Se ha encontrado en el Maestro Nielsen a un
intérprete de fuste, imbuido por completo en el estilo y claro y preciso en sus
gestos para que la Estable respondiera a sus requerimientos. Más allá de
algunas pequeñas imprecisiones al inicio, el fondo de la obra estuvo siempre
presente. Valió la pena el rescate de
esta página tan poco frecuentada.
Llamó la atención,
aunque no es la primera vez que ocurre, que Freddy Varela Montero además de ser
el solista del programa ocupara la posición de Concertino en las obras de “punta”.
Para poder asumir la interpretación del Concierto para Violín y Orquesta Nº 2
en Sol menor del Op.63 de Serguei
Prokofieff delegó la posición en su segunda, Natalia Shishmonina. Prokofieff encaró la composición de esta obra
tras regresar a la Unión Soviética en 1930
luego de su estancia en Estados Unidos. Es una obra de escritura
compleja con desafíos para el solista, fundamentalmente técnicos. Un largo discurso
basado en la melodía de inicio es el que enmarca al primer movimiento, mientras
que una melodía de expansivo lirismo envuelve por completo al segundo y un
final dinámico con recursos de percusión llamativos (castañuelas por ejemplo)
enmarca el tercero. Freddy Varela Montero dio sobradas muestras de crecimiento
interpretativo desde su primer ataque en la obra. Seguro, expresivo y con un
formidable despliegue en el segundo movimiento a lo que se sumó su permanente
conexión con el Maestro Nielsen y sus compañeros, llegando a un contundente
remate en el movimiento final. Nielsen estuvo atento a cada detalle y los
músicos respondieron acabadamente en el acompañamiento. La sostenida respuesta
del público dio lugar a un bis magníficamente elegido. Con la asistencia del propio
Maestro Nielsen (quién ha sido arpista de la Karajan Akademie de Berlín)
efectuaron en homenaje al maestro Carlos Pessina (Primer Concertino de la
Orquesta) la versión para Violín y Arpa de la Meditación de “Thais” de Massenet
en la que el gran maestro argentino descollara. Fue un momento muy emotivo y
sentido en el que ambos intérpretes, además de cumplimentarse a la perfección,
entregaron lo mejor de sí mismos, ganándose la merecida ovación del público.
Finalmente para el
cierre, el Maestro Nielsen eligió la Sinfonía Nº 3 en Mi bemol mayor, Op. 97 “Renana”
de Robert Schumann, tal vez una obra que no estaría en los planes de muchos al
no ser de final espectacular para una celebración como ésta, pero que si cuenta
con una gran luminosidad en su cierre. Aquí debo consignar una vez más la
impecable marcación, pero agregar también detalles de fraseo que lamentablemente
se ven con muy poca frecuencia, por lo que el maestro no hace más que resaltar
pasajes fundamentales de la página en los que muchos no parecen brindarle
adecuada atención. Fue una versión intima, despojada de detalles efectistas y
que tuvo muy buen remate justamente ahí en donde hacía falta. Tempi exacto y
discurso plenamente sostenido. El aplauso genuino del público, al que se sumó
el de los propios Maestros de la Orquesta dio la prueba exacta de la calidad de
la versión. El final, marcó la despedida del Maestro Ruben Albornoz como Oboísta
titular del conjunto. Si bien se dejó entrever que puede ser llamado a reforzar
al organismo, se lo extrañará en sus siempre impecables intervenciones.
Más allá de que un
aniversario tan significativo merecía un marco acorde, este concierto marcó la
potencialidad que la Estable es capaz de brindar.
Donato Decina
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