domingo, 27 de julio de 2025


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Siguiendo el presente enlace, podrán ver la imágen de la pareja protagónica Ayelén Sanchez-Juan Pablo Ledo captada por la lente del Maestro Arnaldo Colombaroli.




 Muy buena actuación del Ballet Estable del Colón en “DON QUIJOTE”


UN CLÁSICO RENOVADO DE LA MANO DE DOS GRANDES

Martha CORA ELISEHT


Dentro de la Temporada 2025 -donde los Cuerpos Estables del Teatro Colón

celebran el centenario de su existencia-, el Ballet Estable incluyó una producción de uno

de los grandes clásicos de la danza: DON QUIJOTE, de Ludwig Minkus (1826-1917)

con libreto de Marius Petipa (1818-1910) basado en el episodio “Las bodas de

Camacho” de EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA, de

Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616). Pero esta vez, este sempiterno clásico

cuenta con coreografía realizada por dos grandes figuras de la talla de Silvia Bazilis y

Raúl Candal- ex primeros bailarines del Ballet Estable-, quienes prepararon

respectivamente al elenco femenino y masculino de esta producción del Ballet Nacional

del SODRE de Montevideo, cuyo estreno tuvo lugar en 2017 y cuyas representaciones

tendrán lugar en el Teatro Colón entre los días 24 de Julio al 3 de Agosto del corriente

año con participación de figuras de prestigio internacional como María Celeste Losa y

David Soares -primeros bailarines del Teatro alla Scala de Milán-; Marianela Núñez -

Royal Ballet de Londres- y Patricio Revé -Queensland Ballet, Australia-. Bajo la

dirección de Julio Bocca al frente del Ballet Estable y con la presencia de Lorena

Fernández Sáez como coreógrafa repositora invitada, la presente producción cuenta con

la siguiente ficha técnica: escenografía y vestuario de Hugo Millán, iluminación de

Pablo Pulido y supervisión de producción de Daniela Renée López, con la presencia del

director Manuel Coves al frente de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires.

Quien escribe tuvo oportunidad de asistir a la función correspondiente al Abono

Nocturno, que tuvo lugar el pasado jueves 24 del corriente con el siguiente reparto:

Matías Santos (Don Quijote), Leonardo Reale (Sancho Panza), Noemí Szeleszinsky

(cocinera), Ayelén Sánchez (Kitri/ Dulcinea), Juan Pablo Ledo (Basilio), Lucas Matzkin

(Torero), Milagros Niveyro (Mercedes), Victoria Wolf y Beatriz Boos (amigas de Kitri y

variaciones del Grand Pas de Deux del Acto 3°), Julián Galván (Lorenzo), Emanuel

Abruzzo (Camacho), Jiva Velázquez y Maricel Di Mitri (gitanos), Mora Capasso (Reina

de las Dríadas), Caterina Stutz (Cupido) y Sergio Hochbaum (Tabernero y Cura).

¿Qué motivó al gran coreógrafo de los Teatros Imperiales de Rusia a ambientar

su obra en España?... Petipa vivió durante tres años entre Madrid y Andalucía luego de

dejar su cargo en la Ópera de Bordeaux cuando sólo tenía 23 años y un gran futuro por

delante. Se enamoró de las costumbres y las danzas típicas de Andalucía y perfeccionó

su técnica hasta estar a la altura de los mejores bailarines españoles. Lamentablemente,

tuvo que dejar la Península Ibérica a raíz de un duelo con un marqués -cosa que estaba

terminantemente prohibida en España por aquel entonces- y aceptó la invitación para ir

a San Petersburgo como primer bailarín del Teatro Mariinski. Allí desarrolló una carrera

brillante, donde en 1869 la Dirección de los Teatros Imperiales le encomendó la

realización de un ballet basado en Las bodas de Camacho, episodio de Don Quijote de

Cervantes a estrenarse en Moscú. Al público moscovita le gustaban las obras sencillas y


entretenidas, razón por la cual Petipa decide montar un ballet con personajes reales,

simples y en tono de comedia romántica sobre los amores contrariados de Kitri y

Basilio, la pretensión de su padre de casarla con el rico y estrafalario Camacho y la

ayuda que Don Quijote y Sancho Panza ofrecen a los jóvenes para culminar con un

final brillante. Para ello convocó a Ludwig Minkus, quien ya se había trasladado a

Rusia en ese mismo año y quien compuso temas muy rítmicos sobre bailes típicos

españoles como el bolero, el fandango, las seguidillas y sevillanas. La recepción y la

crítica luego de su estreno en Moscú fueron muy favorables, pero no sucedió lo mismo

en su estreno en Sn Petersburgo en 1871. El público de dicha ciudad tenía gustos más

sofisticados y no fue sino hasta 1900 cuando Alexander Gorski repone Don Quijote en

Moscú con algunos cambios en la coreografía original de Petipa y un rol más escénico

por parte de todos y cada uno de los personajes. Se redujo la versión original de un

prólogo y cuatro actos a un prólogo y tres actos.

En la presente versión, se respetan muchos elementos de las coreografías de

Petipa y Zarko Prebil más las modificaciones introducidas por Gorski, pero se agrega

una de Mikhail Barishnikov -quien otorgó a Julio Bocca el permiso correspondiente

para usarla- en la escena de las copas en la taberna del 3° acto. Las variaciones

introducidas por la dupla Bazilis/ Candal son más notorias en las escenas de conjunto y

en el baile de los gitanos del 2° Acto -con una coreografía totalmente diferente-, al igual

que en el sueño de Don Quijote tras su aventura contra los molinos de viento en el

jardín de las dríadas. Sí se notó la ausencia del abanico en la variación de Kitri del

Grand Pas de Deux del 3° acto, al igual que la manteada que el conjunto de bailarines le

brinda a Sancho Panza durante el 1° acto, levantándolo por el aire luego de vendarle los

ojos y la mayor modificación se aprecia durante la escena del campamento gitano.

Desde el punto de vista musical, la magnífica dirección de Manuel Coves al

frente de la Filarmónica hizo que la orquesta no sólo sonara acompasada al ritmo del

bailarín, sino que le aportó brillo y enjundia en la interpretación. Hubo muy buena

coordinación de las escenas de conjunto y grandes actuaciones de los bailarines que

encararon roles de carácter; sobre todo, Emanuel Abruzzo como Camacho, Matías

Santos como Don Quijote y, especialmente, Leandro Reale, quien dio vida a un

divertido y simpático Sancho Panza. Victoria Wolf y Beatriz Boos se lucieron en sus

respectivas variaciones como las amigas de Kitri en el 1° acto y en el Grand Pas de

Deux del 3°, al igual que la pareja formada por Jiva Velázquez y Maricel De Mitri como

los Gitanos. Él hizo gala de sus dotes acrobáticas y ella, de su técnica e histrionismo.

Por su parte, Caterina Stutz brilló como Cupido en el cuadro del suelo de Don Quijote,

al igual que Mora Capasso como la Reina de las dríadas. Posee una impecable técnica y

muy buena plasticidad, gracia y delicadeza en su interpretación. Una de las grandes

incorporaciones al Ballet Estable al igual que Lucas Matzkin, quien sorprendió como el

Torero Espada. Sus giros, developées y movimientos fueron de una precisión y

plasticidad asombrosas y fue la revelación de la noche. Milagros Niveyro supo

acompañarlo muy bien como Mercedes -la bailarina de la calle-, demostrando un

notable crecimiento profesional.

La pareja protagónica formada por Ayelén Sánchez y Juan Pablo Ledo en los

roles de Kitri y Basilio descolló por la coordinación, precisión -sobre todo, en los

sostenues donde Kitri permanece suspendida en el aire tras el solo de pandereta-y en los


pliés, fouettes, solage, arabesques, panchés y giros, donde se los apreció muy seguros.

Hubo un ligero traspié por parte de Ledo en una variación, que fue rápidamente

subsanado merced a su profesionalismo y que no le restó mérito. Todos los

protagonistas fueron intensamente aplaudidos al finalizar la función y el público

ovacionó a Silvia Bazilis y Raúl Candal cuando salieron a saludar en calidad de

coreógrafos. Ambos recibieron los tradicionales ramos de flores y el reconocimiento del

público como primeras figuras del Ballet Estable que supieron brillar sobre el escenario

del Colón.

En líneas generales, ha sido una muy buena función y se pudo apreciar una

mejor coordinación en las escenas de conjunto en este gran clásico. Las enseñanzas y la

preparación a cargo de grandes maestros dan sus frutos y se aprecian sobre el escenario.

Lo único malo es que siempre se ha dado prioridad para incluir a figuras de fama

internacional dentro del Abono de Ballet, cosa que no sucede durante la presente

Temporada. Todo el mundo tiene derecho a disfrutar de grandes intérpretes y auténticas

figuras de la danza mundial, pero es injusto que alguien que adquiere sus localidades

como abonado en tiempo y en forma tenga que oblar nuevamente otra función para

poderlos apreciar.

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