sábado, 19 de julio de 2025

 Estupendo concierto de la Sinfónica Nacional Juvenil en el Palacio Sarmiento


CON SEMEJANTE JUVENTUD, EL FUTURO ESTÁ ASEGURADO

Martha CORA ELISEHT


Una de las principales características de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil

“Libertador Gral. San Martín” es la calidad no sólo de sus integrantes, sino también, de

sus directores asistentes -todos, músicos jóvenes sumamente talentosos-. El prestigioso

organismo sinfónico que dirige el maestro Mario Benzecry cuenta con un gran plantel

de directores asistentes que demostraron su experiencia y maestría en un concierto que

tuvo lugar el pasado jueves 10 del corriente en el Auditorio Nacional del Palacio

Domingo Faustino Sarmiento, con la presencia de los siguientes solistas en el programa

que se detalla a continuación:

- Concierto n°3 para piano y orquesta en Do menor, Op.37- Ludwig van

BEETHOVEN (1770-1827)

Director: Fausto LEMOS

Solista: Franco PEDEMONTE

- “Camino a la peña” (Introducción y malambo para orquesta sinfónica) -

Cristian AXT

Director: Erik Luján BERMAN

- “Chi il bel sogno di Doretta» (LA RONDINE) - Giacomo PUCCCINI (1858-

1924)

- «Chacun le sait» (LA FILLE DU RÉGIMENT) - Gaetano DONIZETTI (1797-

1848)

Director. Erik Luján BERMAN

Solista. Micaela MUSTO (soprano)

- Sinfonía n°8 en Si menor, D.759 (“Inconclusa”)- Franz SCHUBERT (1797-

1828)

Directora: Lourdes SABECKIS


Ante la consabida ausencia de programas de mano, Lourdes Sabeckis actuó

como presentadora oficial del concierto para anunciar las obras comprendidas en el

programa y sus respectivos intérpretes. Posteriormente, el concertino Santiago Bravo

hizo su aparición sobre el escenario para brindar la tradicional afinación de instrumentos

antes de la entrada de Fausto Lemos y Franco Pedemonte, quienes ofrecieron una

magnífica versión del célebre Concierto n°3 para piano y orquesta en Do menor, op.37,

compuesto en 1800 y estrenado en el Theater an der Wien en 1803 con el compositor al

piano. Sus tres movimientos (Allegro con brio/ Largo/ Rondó. Allegro) fueron

ejecutados con suma precisión, tanto por parte del director como del solista. Fausto


Lemos sorprendió por su soberbia marcación y conducción, haciendo que la orquesta

sonara auténticamente beethoveniana, con muy buen ajuste, matices y dominio de

tempi. Y bien es conocida la impecable trayectoria de Franco Pedemonte como pianista,

logrando una interpretación muy sentida, precisa, con una perfecta resolución de

cadencias, pasajes, trinos y arpegios. Una versión perfecta, que fue intensamente

aplaudida luego de su interpretación, motivo por el cual Franco Pedemonte ofreció un

bis: la Romanza n°3, Op.30 de Mendelssohn, que sonó sumamente precisa y romántica

motivo por el cual se retiró luego de otra ovación de aplausos.

Compuesta en 2011 por encargo del director argentino Jorge Llhez para su

estreno con la orquesta del Valle del Cauca en Colombia, Camino a la peña se

transformó en la obra más conocida de Cristian Axt a nivel internacional. El compositor

y pianista argentino radicado en Viena la concibió como una Introducción y malambo

para orquesta sinfónica que narra el viaje de un joven gaucho que atraviesa el desierto

pampeano en una noche de luna llena para llegar a una peña folklórica que arde en el

horizonte. El trayecto pone a prueba su temple hasta que llega a destino, donde se

enfrenta a un duelo de malambo. Cuando queda agotado y la fiesta pareciera que llega a

su fin, otro gaucho revive el duelo y la fiesta prosigue hasta el amanecer. La

introducción a cargo del clarinete con trémolo en cuerdas estuvo muy bien lograda, al

igual que el malambo mediante una serie de contrapuntos en cuerdas, trombones -

especialmente, trombón bajo- y percusión, además de la cadencia a cargo de los metales

en contrapunto con las maderas (requinto y fagot) y cuerdas. La dirección de Erik Luján

Berman fue sumamente precisa, demostrando muy buena marcación y dominio de tempi

en el desarrollo armónico y tonal del malambo. La obra fue sumamente aplaudida y se

invitó a pasar al compositor a saludar al escenario.

Seguidamente, la soprano Micaela Musto hizo su presentación sobre el escenario

junto a Erik Luján Berman para interpretar dos famosas arias de ópera; Chi il bel sogno

di Doretta de LA RONDINE, de Puccini y Chacun le sait de LA FILLE DU RÉGIMENT

de Donizetti. Ganadora del Premio 25° aniversario de la Scala de San Telmo y

semifinalista del 1° Concurso Nacional de Cantantes Líricos Asociados de la República

Argentina (CLARA), se desempeña actualmente como integrante del Coro Polifónico

Provincial de Santa Fe. Posee una voz melódica y potente, que corre, con muy buen

dominio de los agudos y pianissimi, aunque no se la apreció tan bien en las notas graves

de la primera de las dos arias. Su dominio de la coloratura le permitió componer

perfectamente bien la segunda aria y se la apreció en toda su plenitud. El repertorio del

bel canto le sentó de perlas y quien estuvo muy bien fue el director, que ajustó la

orquesta para que la voz de la soprano se pueda lucir. Su desempeño se vio coronado

por numerosos aplausos y vítores.

Para culminar el presente concierto, se eligió la Sinfonía n°8 en Si menor D.759

(“Inconclusa”) de Schubert, bajo la dirección de Lourdes Sabeckis. El músico vienés la

compuso en 1822 para ser admitido como miembro honorario de la Musikverein für

Steiermark (Sociedad Musical de Estiria), bajo la presidencia de Anselm Hüttenbrenner,

amigo personal del compositor. Para finales de ese año, Schubert ya había escrito los

dos primeros movimientos -completamente orquestados- y el scherzo de un tercero (casi

terminado en una reducción para piano). Desgraciadamente, la obra quedó en un cajón y

no se encontró hasta muchos años después de la muerte de Schubert. Recién en 1860,


cuando Joseph Hüttenbrenner la encontró, la consideró un tesoro perdido y convenció al

director de orquesta Johann von Herbeck para que la interpretara. Su estreno se produjo

en 1865 y la partitura de los dos movimientos que la integran (Allegro moderato/

Andante con moto) no se publicó hasta 1867. Es una de las sinfonías más célebres en

toda la historia de la música y la interpretación de la Sinfónica Juvenil al frente de

Lourdes Sabeckis fue magistral, con muy buen dominio de matices, tempi y equilibrio

sonoro. Una de las mejores versiones que esta cronista escuchó por una orquesta

argentina en estos últimos tiempos, cuya interpretación se vio coronada por numerosos

aplausos.

Una de las principales características del presente concierto ha sido la sonoridad

de la orquesta, sumamente compacta y muy bien ajustada en todas las obras

comprendidas en el programa, desde el inicio hasta el final. Con semejante calidad de

intérpretes y tanto talento juvenil, el futuro está asegurado.

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