jueves, 26 de mayo de 2022

 

MEJOR HOMENAJE MUSICAL A LA PATRIA, IMPOSIBLE

 

Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil “Libertador General San Martín”, Temporada 2022. Concierto de homenaje al 212º aniversario de la Revolución del 25 de Mayo de 1810. Director: Francisco Varela. Solista: Antonio Formaro (Piano), Violín y Comentarios: Sebastián Masci. Programa: Obras de Williams, Luzzatti, Casella y Gilardi. Centro Cultural Kirchner, Auditorio Nacional.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

Ante una nutrida concurrencia que desafió el fuerte cambio de clima desatado en la madrugada previa, la Sinfónica Nacional Juvenil “Libertador General San Martín” rindió homenaje en su día a un nuevo aniversario de la gesta de Mayo de 1810. Esta velada tuvo el valor agregado de contar con un repertorio conformado por obras de creadores argentinos tanto como de extranjeros que definitivamente se asentaron en la República Argentina, en donde devolvieron con creces la posibilidad de desarrollo personal que el país les brindó.

 

  La conducción de la orquesta fue confiada en esta oportunidad al Maestro Francisco Varela quien ocupa el cargo de Director Asistente del fundador y titular del conjunto, Mario Benzecry.  También actuó como comentarista el Mtro. Sebastián Masci el que además de integrar el Cuarteto Gianneo y la fila de primeros violines de la Filarmónica de Buenos Aires es solista, comentarista,  conductor radial, docente e investigador. A El le cupo la responsabilidad de orientar al público acerca de las obras que habrían de escucharse y lo hizo con palabras simples, entendibles, allanando el camino para una perfecta audición de parte del público.

 

  La primera parte del concierto estuvo reservada a un argentino: Alberto Williams y a un compositor italiano de nacimiento, pero que venido a la Argentina para ocupar cargo en el Teatro Colón echó raíces definitivas entre Ntros.: Arturo Luzzatti. Del primero pudo escucharse en primer lugar “Rancho Abandonado”, la que en versión de gran orquesta puede decirse que hacía muchísimo tiempo no se la escuchaba (y en mi caso personal solo una vez y fue en los conciertos televisados que la Orquesta Sinfónica de San Martín con su entonces titular, Alfonso Devita, realizaban una vez al mes en las pantallas del canal 9 de Buenos Aires dentro del recordado ciclo “Veladas de Gala” que conducía el inolvidable Horacio Carballal). Aquí Varela extrajo de las secciones de cuerdas un rendimiento superlativo con sonido homogéneo, muy corpóreo, a lo que se sumó una impecable participación de los vientos. Toda la atmósfera  de soledad que Williams retrata en esta partitura fue reflejada de manera impecable. Completando las obras del patriarca de la música argentina expuestas en esta sesión  pudo apreciarse, también en versión para Orquesta completa, “Niebla en la Pampa”, la que como recordarán fue interpretada en versión para cuerdas por la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación bajo la dirección de su titular, Sebastiano de Filippi. Nuevamente aquí Varela pudo imprimirle a su versión todo el carácter de esta partitura, enriquecida por una noble orquestación del propio Williams. La obra transcurre en un claro tiempo de milonga y aquí el conjunto en su totalidad se lució en la interpretación.

 

  De Arturo Luzzatti (Compositor entre otras cosas del “Himno al Libertador General San Martín” que se entona en las escuelas) se ofreció la exhumación de su Concierto para Piano y Orquesta, en el que Antonio Formaro fue el solista convocado. Obra de mucha enjundia, con claros modelos tanto impresionistas (Ravel) o Post-Romanticos (Rachmaninoff o Scriabin), esta partitura trasunta en sus tres movimientos momentos de extrema delicadeza con ataques en “forte” que llevan a un discurso contundente y que requiere de un intérprete con mayúsculas para que la versión emerja airosa. Formaro fue precisamente “el” solista, entregando un trabajo sin desmayos ni fisuras con una orquesta excelentemente preparada a las órdenes de Varela, que acompañó de manera impecable al intérprete. Un jalón más en la carrera de Formaro, justa y largamente ovacionado y un hito en la historia de la “Libertador General San Martín”.

 

   La segunda parte estuvo integrada por obras de un extranjero radicado en la Argentina: Enrique Mario Casella (Uruguayo de nacimiento pero como decimos en estos casos, definitivamente rioplatense), quien en gran parte de su vida trabajo junto a Don Luís Gianneo en Tucumán generando la gran actividad musical y los organismos musicales que hoy le reconocemos a la cuna de Ntra. Independencia, finalizando con uno de los grandes creadores argentinos: Don Gilardo Gilardi.

 

  De Casella se escuchó “Nahuel Huapi”, obra sinfónica programática basada en una leyenda acerca de una joven indígena enamorada de un joven de su raza, pero  también pretendida por dos aborígenes de una tribu rival, los que se valen de una pócima para dormir a la joven, llevarla al medio del lago y que sea el duende que habita en las profundidades del Nahuel Huapi quien la despierte y la obligue a decidir a cuál de ellos se entregará. Ocurrido este hecho, ante la desesperación de la muchacha, su verdadero amor se interna en las frías aguas para socorrerla, el duende despierta y si bien en su furia provoca el ahogamiento de ambos, al calmar el oleaje se observa el revoloteo de dos macas (pájaros fieles solamente a una pareja), en los que evidentemente los amantes se transformaron. Página que tiene en su tema inicial al hilo conductor del discurso, rica en melodías y sumamente contundente en la descripción de la tormentosa escena del lago, fue vertida de modo estupendo por la Orquesta y su Director, transformándose en la segunda revelación de la noche, luego del concierto de Luzzatti.

 

  El cierre le cupo a las danzas de la Opera “La Leyenda del Urutaú” de Gilardo Gilardi, las que en mi caso no escuchaba en vivo desde 1983 cuando Miguel Angel, hijo del compositor, las ofreció al frente de la Sinfónica Nacional en el recordado “Ciclo de Primavera” que dicha orquesta brindaba en la Facultad de Derecho de la U.B.A. Premio Municipal de Bs. As. Año1931, con estreno mundial en 1934 en el Teatro Colón, “La Leyenda del Urutaú” narra la historia de una nativa del litoral que está en pareja con un joven al que solo ve al principio y al fin del día, el que se ausenta de sol a sol porque El es el sol, pero nadie debe saberlo porque si así fuese, la joven nunca volvería a verlo.  La nativa ha tenido un hijo con este joven y comete el error de contar a su madre la infidencia por lo que nunca más vio a su pareja y en la desesperación lo busca todos los días, llegando a subirse  a la copa de los árboles y vociferar hacia el “astro rey” para que la escuche, hasta que luego de tanto intentar queda transformada súbitamente en un pájaro cuyo canto se asemeja al llanto, elevándose en su alocada búsqueda. Gilardi incluyó estas danzas de indiscutible sello argentino en la partitura, las que fueron ofrecidas por Varela y los jóvenes de manera impecable, con un remate contundente que cerro de manera perfecta la noche.

 

  Tras largos aplausos y la reiteración del agradecimiento del Mtro. Masci a Tomás Ballicora, el Staff del Centro Cultural Kirchner, al Solista, los jóvenes y al Mtro. Varela, la Orquesta (a la que se sumaron como instrumentistas el propio Masci con su violin y el Mtro. Formaro como pianista interno) interpretó el Himno Nacional Argentino cantado con unción por todos los presentes para cerrar una noche por muchos motivos inolvidable.

 

Donato Decina

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