sábado, 29 de octubre de 2022

 

¡GRACIAS MAESTRO!

 

Centro Cultural Kirchner, Auditorio Nacional: Concierto del ciclo regular de la Orquesta Sinfónica Nacional, Directora: Yeny Delgado. Solista: Pablo Buono (marimba). Programa: Obras de Torrá, Zalcman y Castro. 28 de Octubre de 2022.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

 Por muchos motivos este concierto dejará recuerdos muy especiales a saber: el estreno siempre bienvenido de una obra de compositor argentino. El rescate de otras dos composiciones nacionales  (una que viene de un injusto olvido y otra que retorna a los atriles luego de un también incomprensible silencio de muchos años) y la fundamental, que es que se trató del último concierto como Concertino Titular e Integrante de la Orquesta del Maestro Luís Roggero, quien de esta forma culminaba con el conjunto una dilatadísima trayectoria de décadas jalonadas por instancias verdaderamente históricas para el Conjunto Nacional. Hitos, muchísimos. Pero mencionemos algunos que yo considero fundamentales: La gira a Japón y Estados Unidos en 1998, la Presentación de la Sinfónica Nacional en Canarias en 2001. La noche de gloria en el Colón con “La Pasión según San Mateo”  de Bach bajo la Dirección de Michel Corboz en la que luego del inmenso solo que le cupo al Mtro. Roggero, un espectador se atrevió a vulnerar el cerrado silencio y gritarle ¡Bravo!. Las noches en que el Mtro. Pedro Ignacio Calderón unió a la Filarmónica de Buenos Aires con la Sinfónica Nacional en el Colón y en el Auditorio de Belgrano para interpretar “Gurrelieder” de Arnold Schönberg. Sus solos en el segundo movimiento de  la primera sinfonía de Brahms. Y como solista junto a la Sinfónica, el Concierto para Violín de Aram Khatchaturian, la Sinfonía Española de Eduard Lalo y el broche de oro que nos hace regresar a Brahms: su muy emotiva versión del Concierto para Violín y Orquesta , Op. 77 junto a Mariano Chiacchiarini días atrás. Es imponente la nómina de Directores con los cuales Roggero ha actuado dentro de la Orquesta desde su época de violinista de fila hasta llegar por mérito propio a esta merecidísima posición. Desde la línea “Veterana” la que bien podría expresarse en nombres como Juan Emilio Martini, Washington Castro o Vicente La Ferla, pasando por nombres extranjeros como el mencionado Maestro Corboz, Piero Gamba, Volker Wangenheim, Carl Bünte, Francisco Rettig, Juan Pablo Izquierdo o más recientemente Gunther Neuhold y hasta Enrique Arturo Diemecke (en su debut absoluto en Argentina) y maestros argentinos, todos a lo largo de décadas, culminando en esta formidable camada actual de jóvenes conductores. Compañeros suyos: desde muchos “miembros fundadores”, pasando por sus coetáneos y la “sangre nueva” de la actual renovación. Su labor como solista, docente o integrante de conjuntos de cámara exceden largamente al presente comentario. Pero el hecho de la emotiva despedida de sus compañeros, representados en sentidas palabras por la Violonchelista María Teresa Fainstein Day y el Violinista Roberto Calomarde, como del propio Ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, quién acertadamente le entregó su testimonio  y declinó hacer uso de la palabra dándole al Maestro Roggero todo el protagonismo, habla a las claras del nivel de ser humano  y del músico exquisito que brindaba en este día su última actuación como integrante de Ntra. máxima Orquesta.

 

   Entrando de lleno en el concierto, la velada fue confiada a la Mtra. Cubana Yeny Delgado, conductora titular de la Orquesta Sinfónica de Salta. Se inició con la breve y muy descriptiva “Rapsodia Entrerriana” de Celia Torrá, a mi juicio la primera compositora clásica de importancia de la Argentina, perteneciente al inolvidable grupo Renovación, el que también fuera integrado por el músico cuya obra cerró este concierto, Juan José Castro (también titular de la Sinfónica). Obra breve, descriptiva del paisaje,  por momentos muy delicada, expresa el estilo tonal vigente en Ntra. música durante las primeras décadas del siglo pasado. Posee una muy interesante orquestación de la que Yeny Delgado con suma inteligencia le extrajo hasta los mínimos detalles marcando así un muy sobrio comienzo.

 

   Guillermo Jorge Zalcman fue un notable compositor, docente, arreglador y director de orquesta. Su criatura más preciada y perdurable ha sido la Orquesta Estudiantil de Buenos Aires, la que de una breve formación instrumental que ensayaba en dependencias de la Escuela Normal de Profesores “Mariano Acosta” de la Capital Federal, fue tomando envergadura hasta transformarse en uno de los muy buenos conjuntos formativos de instrumentistas del país. Protagonizó innumerables estrenos de obras argentinas y extranjeras, a veces mediante arreglos instrumentales para poderlos efectuar, tal su determinación por difundir. En la última década, cansado de lidiar con autoridades educativas de la Ciudad de Buenos Aires, decidió retirase del conjunto y enfocarse de lleno en la faceta de compositor, la que lo llevó a ejercer la presidencia de la Asociación Argentina de Compositores. Compuso este Concierto para Marimba y Orquesta dedicado al percusionista Pablo Buono quien integró la Orquesta Estudiantil bajo la titularidad suya, el que debió estrenarse en la velada inaugural de la fatídica temporada 2020 en este Auditorio Nacional. Quién debía dirigirlo era el Mtro. Mariano Chiacchiarini. Al decretarse la cuarentena, dado que Chiacchiarni vino de Europa para esta ocasión, debió aislarse y el programa fue reemplazado por la repetición de uno anterior que se había efectuado en el Gran Buenos Aires días antes. Desgraciadamente el Mtro. Zalcman fue una de las víctimas del maldito COVID 19 y partió muy prematuramente, por lo que se trató de un homenaje Post-Mortem. La obra está estructurada en cuatro movimientos, es absolutamente tonal, hay influencias melódicas de corte más popular y está inteligentemente escrita desde la guía del instrumento solista hacia la orquesta de medianas dimensiones (evidentemente el compositor pensó también en la Orquesta Estudiantil). A lo largo de sus cuatro movimientos, Pablo Buono hizo gala de una exquisita técnica, sonido refinadísimo y contó con Yeny Delgado como una aliada fundamental en la interpretación, ya que el acompañamiento que brindó fue muy ajustado, de un ida y vuelta permanente con el solista y entre ambos construyeron una versión absolutamente grata en la escucha. Luego de los sostenidos aplausos el solista interpretó como bis su transcripción de una pieza de su padre, la que fuera grabada por el solista del instrumento de la mismísima Filarmónica de Berlín: el “Estudio Nº 5” para contrabajo, hecho aquí en marimba. Una composición de esencia “Piazzoleana” muy efectiva y contundente,  en la que Buono ratificó las cualidades que señalamos líneas arriba.

 

  La parte final trajo lo mejor de la noche con la interpretación de la Sinfonía Argentina de Juan José Castro. Compuesta en la década del 30 del pasado siglo, Castro de alguna manera anticipa la música que vendrá de la mano de quienes son hoy Ntros. nombres más representativos en el mundo entero: Alberto Ginastera y Astor Piazzolla. Contiene tres movimientos: “Arrabal”, fuerte pintura que parte de la música orillera hacia el suburbio, franca, de mucha fuerza y ritmo contundente, la que indudablemente es un homenaje del Mtro. a su Avellaneda natal. Un movimiento central que es una verdadera descripción musical de la inmensidad de la llanura, que grafica el tránsito desde el amanecer hacia el ocaso en la que volvemos a encontrar timbres y huellas impresionistas que el Mtro. utilizara en su sinfonía “Bíblica”  rescatada meses atrás por Luís Gorelik junto a la misma Sinfónica y cierra con un “Malambo” que arranca de manera muy enérgica, se va desarrollando y que llamativamente se extingue lentamente entre breves intervenciones de solistas de cuerdas y del dúo que conforman los dos primeros violines, Aquí Delgado comprendió cabalmente el sentido de esta rica partitura y brindó junto a la Sinfónica una versión de muy buena calidad, con un perfecto ajuste, obteniendo rendimientos individuales y de conjunto de verdadera excelencia en todas sus secciones.

 

  Por todo lo expuesto hemos tenido una nueva velada con programación de creadores argentinos a sala llena y con fervorosa respuesta del público, con lo que ello significa. Y lo fundamental, ya desde lo personal, por tantas décadas de música junto a la Sinfónica Nacional (este año cumplo 40 años siguiéndola), un gracias muy grande LUIS ROGGERO y la promesa de reencontrarnos en donde sigas brindando muy buena música.

 

Donato Decina

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